ILUSIONES ROTAS

Agustín Artiles Grijalba –Champi-

No lo puedo evitar, la misma historia de siempre que se repite una y otra vez y me fastidia

Un jovencísimo nadador ha logrado alcanzar el “éxito” en forma de medallas, ha ganado todas las pruebas en las que ha participado en los campeonatos principales de su autonomía, e incluso ha logrado la marca mínima para asistir por primera vez al Campeonato de España de su categoría.

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Como entrenador no puedes pedir más, tus predicciones se han cumplido y te ves en la cresta de la ola. Sus familiares, los compañeros de equipo, todos sin excepción, te agasajan y os auguran un enorme éxito en los nacionales. Te pavoneas y de paso alabas tus predicciones, has demostrado con hechos lo buen técnico que eres, tu enorme poder de persuasión, las dotes de adivino y el exquisito nivel de tu programación, planificada al milímetro con sabiduría y esmero.

¡Eres una máquina de entrenar!

¿Pero qué digo?

Eres el mejor, EL ENTRENADOR CON MAYÚSCULAS y por si no fueran suficientes méritos, el nadador al que entrenas es el nuevo Michael Phelps de las piscinas. Formáis la pareja perfecta, nadie podrá venceros, os traeréis un saco de medallas del Nacional y no estás dispuesto a perder la ocasión de proclamarlo a los cuatro vientos

Lo tienes claro, seréis los grandes protagonistas de vuestros sueños.

La cita ha llegado, entras por la piscina y el panorama te abruma. Más de un millar de nadadores abarrotan el centro acuático y comparten similar objetivo, demostrar su valía y alcanzar la victoria en el mejor de los escenarios posibles. El estímulo no puede ser mayor, competiréis contra los mejores, lucharéis contra los rivales más fuertes y encima vuestros familiares serán testigos de vuestras hazañas.

¿Se puede ser más afortunado?

El evento ha finalizado, los resultados no se acercan ni de lejos a vuestras expectativas iniciales. El puesto 84 de 90 participantes en la mejor de las pruebas, una salida adelantada y por si fuera poco, la mayor de las rabietas, componen el balance de resultados final.

De repente y por arte de magia las esperanzas se desvanecen, el futuro campeón Olímpico deja de serlo, no ha dado una a derechas y ya no sirve para nadar. Su entrenador le da de lado y sus padres deciden que la natación es aburrida y demasiado exigente, que en este deporte no hay futuro y que encima no le va  a dar de comer. La mejor decisión es que abandone la actividad, busque un entrenador más competente, o que directamente se meta en otra especialidad deportiva menos sacrificada y que se centre de pleno en los estudios.

¿Os suena de algo la situación?

¿Cuántos casos similares habéis visto?

¿Cuántos nadadores excelentes que iban para campeones, tuvieron que dejar la natación por semejante motivo?

¿Cuándo aprenderemos de una vez por todas a construir el momento, a considerar a nuestros jóvenes promesas como lo que son, niños, jóvenes en formación y deportistas?

Lo más triste de todo es que esta situación se produce con demasiada frecuencia y, aunque suele ser característica de algunos entrenadores que empiezan, con ansias de triunfar rápidamente y también de padres inexpertos, que por desconocimiento  o simple deseo depositan sus esperanzas en la calidad y el talento de sus hijos, no es solo patrimonio exclusivo de ellos. La mayoría de nosotros, en alguna ocasión y sin darnos cuenta de semejante error hemos actuado de la misma manera y padecimos al final y en nuestras propias carnes sus consecuencias negativas

Creo que es mucho más conveniente y si estoy equivocado decidme lo contrario, respetar las etapas adecuadas de preparación. Alejar de nuestro vocabulario las falsas esperanzas imposibles de cumplir y que tanto dañan el futuro deportivo de los nadadores. Dejar a un lado las habladurías, los inoportunos e innecesarios halagos y centrarnos en los aspectos verdaderamente importantes para el nadador, los que de verdad interesan.

Enseñanza de la técnica correcta de los cuatros estilos de competición, virajes y salidas, planteamiento de objetivos razonables y realistas, educación en compromiso y valores, transmisión e ilusión por la actividad, trabajo correcto a largo plazo sin prisas y con la tranquilidad y paciencia necesarias para alcanzar el óptimo rendimiento en la edad adulta.

En definitiva, comprender que no tratamos con adultos en miniatura, que lo hacemos con muchachos que precisan una programación adecuada y eficiente, que cubra sus necesidades elementales y que garantice el aprendizaje lógico, respetando y aprovechando las fases sensibles para la aplicación de las cargas de trabajo, si de verdad lo que pretendemos es educar, preparar y de paso evitar renuncias precipitadas.

Imágenes

http://www.spainmovil.es/curiosidade/noticias/n26377/camara-subacuatica-tuite-fotos-juegos.html

 

2 comentarios en “ILUSIONES ROTAS

  1. Hace años que «abandone» la natación, pero durante los más de 20 años de entrenador y otros tantos de nadador he visto y sigo viendo infinidad de casos como el q cuentas, y la respuesta q me llega a la cabeza es siempre la misma: PRISA
    Tenemos prisa por llegar, por estar, por demostrar, pero no la tenemos para pensar y reflexionar.
    Cuantos y cuántos entrenadores, padres y nadadores y directivis han tenido esas prisas!!!!
    Y sin embargo siempre olvidamos (me incluyo por prudencia) que SOLO uno de esos mil es el elegido, y que muchas veces consigue los objetivos a pesar del entrenador.
    Enhorabuena por tus reflexiones.

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