LIBERAR TUS EMOCIONES. UNA HISTORIA HABITUAL.

Agustín Artiles Grijalba -Champi-

Aquella mañana deseaba tanto vencer, intimidar a mis rivales, demostrar mi valía y hacer valer todo lo que había entrenado y aprendido en la piscina, que mi mente se obsesionó con ello y sucedió lo contrario.

La competición no pudo salir peor. De qué valían aquellas impresionantes series y repeticiones ejecutadas en los entrenamientos, que dejaban con la boca abierta a mi entrenadora y compañeros. Qué importaba todo mi esfuerzo, si en el momento de la verdad no era capaz de acercarme ni de lejos a semejantes prestaciones. No entendía nada, estaba abatido y frustrado.

“Fue tan solo una mala jornada. Estás aquí por la natación y eso es lo único que importa, solo eso. Disfruta de lo que más te gusta, relájate e intenta no pensar en tu rendimiento. Vive tu experiencia, el equipo está contigo”.

Aquellas palabras de mi entrenadora me ayudaron mucho y cambiaron de alguna manera mis perspectivas y mi ánimo. Tal vez tuviera razón y sus palabras de apoyo fueran claves en lo que vendría después. Lo único en lo que debería concentrarme era en atender sus consejos y liberar mi cuerpo y mente.

Pudiera parecer increíble, pero su tranquilidad y confianza me dieron alas. De repente me olvidé de la gente en las gradas, de mis rivales, e incluso de mí mismo y mis propios pensamientos. Hice una salida estupenda, me vine arriba, comencé a nadar como en los entrenamientos y todo salió de lujo. Aquella tarde fue increíble y me aseguran los que me vieron competir que mis brazadas y virajes fueron los mejores que me habían visto hacer en mucho tiempo.

¡¡ QUIERO REPETIR!!

No lo sé, no soy el más adecuado para juzgar mi actuación y seguramente la opinión de mi entrenadora fue la clave. Simplemente me sentí bien, y poderoso, sin un pensamiento negativo y muy satisfecho con lo que estaba haciendo. Lo reconozco, me dejé llevar por el simple placer de hacer lo que mejor sé hacer y más me gusta, NADAR

 

Imagen: swimnorthwest

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