Agustín Artiles Grijalba -Champi-

Llevas poco tiempo ejerciendo de entrenador. Es jueves, has planificado minuciosamente el microciclo semanal y estás impaciente por llegar a la piscina y comenzar la sesión de preparación. Toca umbral y ZAS, sorpresa. De inmediato te das cuenta de que hoy no es el día que esperabas y que seguramente todo lo que tenías previsto saldrá diferente.

Los nadadores están desganados, apenas avanzan y están muy alejados de los objetivos previstos. Parece que se hubiesen puesto de acuerdo y contagiado unos de otros. Te preguntas cómo es posible, si los días anteriores iban como motos y la carga de trabajo tampoco fue tan importante.

Tal vez sea un día ideal para tirar de imaginación y hacer cosas diferentes. Cambiar la estructura de las series y repeticiones, buscando cumplir el objetivo inicial. Incluso, si no fuera suficiente, explorar otras vías que se nos ocurra para solventar con éxito la jornada. Practicar tomas de relevos, hacer más trabajo físico en el gimnasio, etc.

¿Por qué en ocasiones somos un poco tozudos y desconfiados, nos obcecamos con la programación y no apostamos por la intuición y nuestras propias sensaciones?

 Atrévete y sigue tu instinto.

En un caso como el expuesto, improvisar no es irresponsabilidad y negligencia, sino imaginación e innovación. Tampoco significa hacer algo de repente porque sí, sin estar verdaderamente informado y preparado, todo lo contrario. Se llama sensatez, flexibilidad, personalidad e implicación, liderazgo, control de la realidad y profesionalidad, entre otras tantas cualidades más que todos conocemos.

 

Imagen: Bhmpics