«INTERNATIONAL SWIM COACHES ASSOCIATION» publica otro de mis artículos, que os adjunto junto con la traducción a nuestro idioma.
Para mí es una satisfacción enorme que se fijen en mis textos y los consideren merecedores de tal privilegio y me resulta muy agradable compartir un espacio tan importante con otras divulgaciones internacionales de tanto interés.
Gracias a todos por vuestra fidelidad y por hacer que el blog sea cada día más popular y reconocido.
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PUBLICACIÓN EN ESPAÑOL
VENDER HUMO. CUANDO LAS EXPECTATIVAS DEL NADADOR SON IRREALES
Un joven nadador está exultante de alegría. Ha logrado sus primeras tres marcas mínimas en tan solo un fin de semana. Competirá en los próximos nacionales de su categoría y lo hará a lo grande. Su entrenador le dedica todo tipo de elogios. Se marcha encantado y se aproxima a las gradas. Allí recibe la felicitación efusiva de compañeros y seguidores del club, que le agasajan y le obsequian con toda clase de piropos y alabanzas.
¡Eres un crack, te los has comido a todos, se van a enterar tus rivales en los Nacionales!
Se abraza a sus padres y les comenta, Papá, mamá, mi entrenador me ha dicho que si sigo así dentro de un mes quedaré campeón y me llevarán con el equipo nacional. El padre, se acerca al preparador y le pregunta, ¿Cómo has visto a mi hijo? El entrenador, joven e inexperto, saca pecho y le confirma las palabras del muchacho. Es más, le asegura que de seguir así, en la próxima temporada hará también la marca mínima para el Campeonato de Europa Júnior.
El día del evento ha llegado. El Chico espera impaciente la señal de salida de la primera prueba. Los nervios le juegan una mala pasada y se cae. Desolado, escucha los consejos de su entrenador que le anima a seguir insistiendo. Tranquilo, la próxima carrera te saldrá mejor. La segunda prueba ha finalizado y su registro está alejado de sus expectativas. La cara del nadador es un poema. El técnico no sabe donde meterse y sus disculpas suenan huecas y absurdas. El deportista, desanimado y hundido decide que no hará más el ridículo y finge una lesión para no nadar el último día.
¡El sueño ha volado!
Quizá el relato pueda parecer exagerado, pero puedo asegurar que lo descrito responde a la realidad y es común en el día a día de nuestro deporte. Vender humo, crear expectativas irreales, generar falsas esperanzas, vender la moto, ni importa cómo le queramos llamar, no cuesta dinero, es fácil y en principio, nadie nos va a exigir responsabilidades.
Creo sinceramente que ante todo somos educadores y el bienestar del nadador debería de tener prioridad sobre cualquier triunfo. Al menos así lo siento. Lo principal es tener claro cuáles son las metas a seguir y elegir correctamente el camino para conseguirlas, sin prisas, ni atajos. Siempre en línea recta.
No pretendo que nadie se sienta culpable ni aludido, esa no es mi intención. Sí, es una crítica a nuestra forma de actuar en determinados momentos de nuestra trayectoria deportiva. todos en alguna ocasión, hemos vivido situaciones parecidas, en lo que todo parece posible y nada nos pueda apartar de nuestros objetivos. Nos puede ocurrir a cualquiera, pero generalmente les pasa con mayor asiduidad a los entrenadores novatos e inexpertos, nadadores del equipo y padres principiantes, con poca o nula experiencia, e impacientes por alcanzar rápidamente el éxito, incapaces de darse cuenta del perjuicio tan grande que le estamos ocasionando al deportista.
¿Por qué cometemos esos errores? ¿Qué nos impulsa a tomar decisiones tan negativas?
- La impaciencia y la falta de experiencia
Son malos consejeros. Los éxitos no surgen de repente. Se necesita tiempo, conocimientos, empatía y una adecuada preparación para alcanzarlos. Con el tiempo y el trabajo diario irás aprendiendo y corrigiendo esos detalles que te enseñarán a controlar esas situaciones. No tengas prisa, no hay atajos y todo llegará, con trabajo y paciencia.
- Necesidad de reconocimiento
En ocasiones, buscamos el elogio fácil, agradar a un padre, lavarle el oído, decirle lo que quiere oír, alabar las cualidades de su hijo, simplemente por peloteo o para conseguir su afecto, sin tener realmente en cuenta si en el momento indicado podrán conseguirlas. Desgraciadamente en nuestra profesión manda el cronómetro, que es el juez implacable que decide si nuestro trabajo es el adecuado.
- Por presumir, o ir de sobrado
Tan solo hemos conseguido unos resultados positivos y ya nos creemos los reyes del mambo. Presumimos de las marcas de los nadadores a nuestro cargo, criticamos la labor del compañero públicamente y de paso hacemos promesas imposibles de cumplir. Al principio nos creen, por que no nos conocen de verdad, pero con el tiempo no cuela y se dan cuenta de cómo somos. Lo malo, es que cuando lo hacen, casi siempre es demasiado tarde.
Cuando uno se piensa que lo sabe todo y que está en posesión de la verdad, al final fracasará. Sólo teniendo presentes nuestras carencias y poniendo todos los medios a nuestro alcance para reciclarnos y estar al día de los nuevos cambios en el entrenamiento, seremos capaces de obtener el rendimiento óptimo de los nadadores.
¿Qué consecuencias provocan las expectativas irreales?
- Falta de confianza en la preparación
El entrenador ha dejado de ser tu héroe. La confianza en él ha disminuido considerablemente. Las charlas no surten efecto y ya te fías incluso más de los consejos paternos.
- Ansiedad y presión antes del evento. Miedo al fracaso
Al nadador le hemos generado unas esperanzas muy elevadas y se siente presionado, nervioso, impaciente y ansioso por que llegue el momento de nadar. Tal estado le puede provocar todo tipo de alteraciones adversas en su organismo, que le debilitan y le impiden rendir al nivel deseado.
- Decepción, desolación y angustia ante la competición
El resultado no ha sido el esperado y el mundo se le viene encima. Los pensamientos negativos acuden a su mente y ya le puedes decir lo que quieras que no se ve capaz de lograr sus metas. La tristeza se apodera de él y se hace más vulnerable.
- Presión familiar
Las esperanzas de algunos familiares se han hecho añicos y de repente la natación pasa a un segundo plano. No ven claro el futuro, ni tienen la tranquilidad necesaria para esperar. Consideran que su hijo está perdiendo el tiempo y la mejor decisión que pueden tomar para todos es que abandone y se dedique a sus estudios, que la natación no le dará de comer.
- Debilidad, inseguridad y perdida de autoestima
El nadador se encuentra flojo, se ve sin energía y su seguridad ya no es la misma. El palo ha sido muy fuerte y ya no se ve con fuerzas para mejorar. Lo único que hace es sobrevivir al desánimo.
- Falta de interés, apatía y abandono prematuro
Ya no le apetece ni siquiera ir a la piscina, las marcas ya no son las de antes y para no hacer nada lo mejor es retirarse y dedicarse a otra actividad. Hemos perdido un nadador.
Es evidente que no todos los nadadores responden de la misma forma y que a todos no les afecta por igual. Muchos de ellos, reaccionan positivamente, incluso con naturalidad y siguen esforzándose al máximo para hacer realidad sus retos. La labor de recuperación en estos casos del entrenador, los padres y los compañeros de entrenamiento es clave para que las aguas vuelvan a su cauce. Hablamos de casos puntuales, que se hacen más evidentes en la época actual, donde hay otras alternativas más asequibles y divertidas. Es nuestra obligación como máximos responsables directos de los deportistas tomar las riendas del problema y buscar soluciones. He aquí algunas sugerencias.
¿Cómo podemos evitar que nos vuelva a ocurrir?
- Establecer metas ambiciosas pero posibles
La dificultad del objetivo no debe nunca exceder de la capacidad del nadador, de lo contrario solo nos llevará al error y a la desesperación del deportista. Deben ser lógicas, difíciles de lograr, pero lo suficientemente razonables para poder alcanzarlas.
- Han de ser específicas
Claras, precisas y palpables. Dependerán del grado de maduración de cada uno, el nivel deportivo, el sexo y las características del nadador, pero siempre adecuadas a sus características personales.
- A corto y largo plazo
Es importante que tengan objetivos cercanos, que motiven su trabajo diario y de paso les permitan obtener mejoras rápidas en la ejecución, para que la actividad sea ilusionante. Disfrutar de los pequeños logros nos permite seguir avanzando hasta otras metas más ambiciosas.
- Metas en entrenamiento
Comenzar la sesión práctica a una hora determinada, realizar 10 flexiones de brazos más que la semana anterior, llevar u ritmo más cómodo en las repeticiones, son tan solo algunos ejemplos prácticos que nos pueden ayudar en nuestras intenciones.
- Siempre positivo, nunca negativo
Aunque a veces los retos se pueden plantear en términos negativos lo ideal es que en el mayor número de ocasiones se hagan en positivo. Una posibilidad, aumentar el número de repeticiones que somos capaces de mover con una barra de pesas en nuestra preparación en el gimnasio.
- Fechas de ejecución
La motivación es mayor si el nadador tiene claro cuando necesita comenzar y ejecutar su prestación. De esta forma le ayudará a esforzarse y a cumplir sus objetivos en unos periodos de tiempo lógicos y realistas.
Reconocer las estrategias a seguir desde el comienzo, como vamos a conseguir llevarlas a cabo, tener un registro de ellas para que no se nos olviden y podamos incluso modificar en un momento determinado, por circunstancias inesperadas, para su posterior evaluación y contar con el apoyo incondicional de todas aquellas personas que de alguna manera intervienen en la vida del nadador, será fundamental para evitar que vuelvan a suceder.
Ojalá este texto sirva para concienciarnos a todos de la necesidad de ser mas cautos en nuestras previsiones y de esta manera evitar inculcar falsas esperanzas, que lo único que consiguen es hacernos perder credibilidad y en el peor de los casos, acabar con la carrera de un deportista.
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