Agustín Artiles Grijalba –Champi-
En ocasiones, algunos padres y entrenadores depositan con buena intención todas sus esperanzas en el nadador, que no para de obtener victorias.
En un instante determinado de su trayectoria deportiva, comprueban con preocupación y desconsuelo que no alcanza los éxitos que de él se esperaban, sin tener en cuenta las posibles causas que originen el estancamiento. Les avergüenza la nueva situación y cuando esto sucede no saben dónde esconderse, abandonan incluso al chic@ a su suerte y en casa dejan de asistir a las competiciones por temor a la derrota, cuando debería ser todo lo contrario.
En el entorno familiar le aconsejan incluso dejar la actividad y dedicarse de lleno a los estudios, aunque obtenga notas excelentes. Comienzan las disputas familiares, los reproches personales, los malos modales hacia el entrenador y los enfrentamientos padre e hijo, en los que casi siempre intenta mediar la madre y al final sale perjudicada.
¡Tú calla, que no entiendes de natación!
Se trata por supuesto de casos extremos, y a que la mayoría de los padres y técnicos valoran y reconocen el esfuerzo de los chicos, aceptan con deportividad la nueva realidad y les apoyan y animan sin fisuras a seguir trabajando e insistiendo en sus metas, con la única premisa de la superación personal y su propio bienestar.
Imágenes
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