Agustín Artiles Grijalba –Champi-
A veces la diferencia entre ser un buen nadador o el mejor, entre obtener una marca mínima para asistir a un campeonato nacional, o quedarse a escasa distancia del objetivo radica en aquellos detalles que en ocasiones no se les otorga la debida importancia.
Un simple gesto de preocupación del entrenador en la competición principal, el registro inadecuado del nadador en un sprint del calentamiento, unas gafas de baño que se rompen en los momentos previos a la salida y no llevas otras de recambio, o simplemente un calentamiento mal realizado, pueden ser motivos suficientes para echar por tierra el esfuerzo de toda una temporada.
Los imprevistos suceden y ante una situación de emergencia los deportistas no reaccionan de la misma manera. Con unos serán suficientes unas palabras de elogio y afecto, otros sin embargo requieren que se les explique con crudeza la realidad de la situación.
Las siguientes puntualizaciones me parecen necesarias tenerlas en cuenta y aunque estoy seguro que vosotros sabéis muchas más, espero os sirvan para potenciar el rendimiento, el de vuestros nadadores y ser más eficientes.
- Cada nadador posee sus puntos fuertes y débiles y tienen rasgos característicos e inherentes que le definen, e incluso algunos nadadores son capaces de obtener grandes prestaciones con menor esfuerzo gracias a una habilidad técnica relevante y se benefician de un mayor rendimiento, merced a una mayor economía de carrera y a un gran sentido del ritmo.
- Si en una competición no logramos los objetivos previstos, jamás será por azar. Siempre habrá un motivo, un descuido o tal vez no habernos esforzado suficientemente, pero cuando se obtiene una victoria brillante es porque realmente estamos capacitados para ello.
- Cuando el trabajo ya está hecho y es el momento de recoger los frutos de vuestra preparación, no confíes tan solo en la suerte y prepara con esmero los instantes previos a la competición. No importa lo bueno que seas, ni tan siquiera lo duro que hayas entrenado si cuando se presenta la ocasión no eres capaz de sacar todo lo que llevas dentro y lograr tu mejor prestación, por una cuestión de nervios, o un simple descuido.
- Aunque a veces las metas parezcan imposibles de superar todo es posible con el entrenamiento y empeño adecuados. Recuperar tu autoestima después de una repentina derrota, ascender un peldaño más en tu preparación y lograr nuevos objetivos serán siempre más asequibles si conoces las causas que te impiden progresar, si persistes en tus intenciones, si no te dejas influir por tu desesperación y consigues que no te invada el desaliento
- Es aconsejable invertir una parte considerable de nuestro tiempo en mejorar aquellos aspectos que entorpecen nuestras posibilidades y cuando nos acercamos a la competición más importante me parece que el énfasis del entrenamiento debe ir dirigido a fortalecer en mayor medida los puntos fuertes de cada nadador.
- Quejarte de tu mala suerte, de tu bajo rendimiento o buscar excusas innecesarias por una mala actuación no es la opción más aconsejable. Mira siempre hacia adelante, no te vengas abajo por una eventual derrota, siempre tendrán más oportunidad de alcanzar el éxito aquellos nadadores que tienen una actitud más abierta y provechosa ante las dificultades, que los que se dejan influenciar por la negatividad.
- En aquellas ocasiones que el nadador se encuentre excesivamente fatigado o desganado por cualquier motivo no dudes en cualquier caso de adaptar e incluso cambiar el objetivo de la sesión por otro más adecuado. Me parece que tener en cuenta la opinión y las sensaciones del nadador en un momento insospechado e inoportuno no implica descontrol alguno, sino todo lo contrario, significa flexibilidad, personalidad, implicación, liderazgo, dominio de la situación y profesionalidad.
- Las metas intermedias, por un periodo corto, menores y más sencillas de alcanzar son necesarias en la programación del nadador, le preparan para el rendimiento futuro, son aconsejables para mantener su motivación y proveen a este de una oportunidad única para impulsar su progresión y comprobar los frutos de preparación adquiridos, con la asiduidad que le impiden la planificación por un periodo prolongado durante años.
Haz siempre de la regularidad y la constancia en el trabajo los componentes más importantes para lograr el éxito. Lo principal es el día a día y lo que se puede controlar y si estás en racha y tus victorias sucedan con facilidad aprovecha el momento. No pares y sigue insistiendo en tu preparación, eres imparable y nada podrá contigo, te sientes genial y eres capaz de lograr cualquier cosa que te propongas
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