POR QUÉ TENER QUE ELEGIR, SI SE PUEDE OPTAR A TODO

Agustín Artiles Grijalba -Champi-

A veces me pregunto a quién me gusta entrenar más, si a un nadador de larga distancia, con un poderío mental superior a la media, apasionado, y tenaz, con corazón y resistencia por santo y seña, o al velocista, aguerrido y valiente, hambriento de gloria, que presto y potente, se concentra para saltar del poyete, en pos de su ansiado y veloz objetivo.

Una nadadora que le fascina Mireia Belmonte y sueña con ser y nadar como ella, o una admiradora confesa de la sueca Sarah Sjöström, a la que pretende imitar, reprimiendo la respiración cuando entrena y así poder robarle unas valiosas y preciadas centésimas al crono electrónico.

¿Qué nos mola más a los técnicos españoles?

El volumen o la intensidad, trabajar con fondistas o velocistas. Un nadador que tiene como objetivo principal de la sesión hacer 40×100, a un ritmo determinado, sin apenas descanso y preciso como un reloj, o tal vez el velocista aventajado que con 10×50 a máxima intensidad, largos descansos y nado suave, le basta para poner a prueba sus límites y fortaleza.

¿Quién tiene más mérito para ti?

Un nadador que se nutre de cloro, otro que le encanta el gimnasio. Un nadador de 25 km de aguas abiertas, o especializado únicamente en una prueba explosiva de cincuenta. La nadadora que entrena en un club modesto,  u otra que lo hace en un CAR. Un nadador versátil, que domina y compite en todos los estilos y distancias, o el que tan solo destaca en la braza. Un nadador que se sabe los nombres y apellidos de sus rivales, u otro que apenas recuerda cómo se llama su hermano.

Velocista a los veinte y triple Corona en aguas abiertas con más de cuarenta (Andy Ortega). Italiano o brasileño, Espaldista o estilista. César Cielo o Paltrinieri, Missi Franklin o Katinka Hoszzú. Campeón regional o nacional, olímpico o mundial. Entrenar en USA o  España, en yardas o  metros, en piscina o en el mar. A las órdenes de Teri McKeever o Dolors Jané, bajo la batuta de  Sergi López o Goyo Ginés.

¿Es necesario escoger, si podemos optar a todo?

Qué más da, si en la diversidad está la gracia. 

Tal vez la respuesta a estas cuestiones esté más cerca de lo que imaginamos y tan solo necesitemos ser más flexibles y revisar nuestro enfoque. El éxito no tiene un solo camino, existen múltiples formas de llegar a la meta y atender como merecen la necesidades específicas e individuales de cada deportista, debe ser prioritario.

En definitiva, necesitamos en mi opinión ser más plurales y abiertos en nuestras carencias y criterios, ir más juntos que separados para disfrute, beneficio y vigor de todo el conjunto.

¿No es mejor aprender de los errores del pasado y que la natación gane?

Imágen

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