Agustín Artiles Grijalba -Champi-
«No por sobresalir más en la salida se llega siempre antes al destino»
2 nadadores de categoría alevín de un mismo equipo comparten una ilusión en común, lograr la mínima necesaria para asistir por primera vez al campeonato nacional de su categoría. Han salido las marcas de participación y ambos las miran una y otra vez para comprobar las opciones que tienen.
Carlos, uno de nuestros protagonistas ficticios es un nadador de apenas 12 años nacido en el mes de enero que ya mide casi 1.80 cm, dotado de una gran envergadura y que posee claras opciones de conseguir varias marcas. De hecho en competiciones de la temporada anterior ya hizo un par de ellas y por si no fuera suficiente aval su entrenador y rivales se deshacen en elogios hacia él y le auguran un enorme futuro deportivo.
Pedro, su compañero de equipo tiene la misma edad, pero sin embargo llegó más tarde al reparto de estatura. Mide casi 20 cm menos y además cumple años a mediados del mes de diciembre lo que le sitúa en desventaja con aquellos de sus rivales que nacieron en los primeros meses del año. Le encanta nadar, pero apenas cubre las expectativas de su técnico, que apenas espera nada de él y la de sus padres, que llevan poco tiempo en natación y que sin mala intención comparan una y otra vez las cualidades de su hijo con las del otro muchacho y siempre sale perdiendo.
Aunque las distinciones son claras, desgraciadamente para él el sistema de selección para asistir al campeonato de verano no tiene en cuenta este importante detalle, que a priori puede no resultar tan importante, pero que de alguna manera le anima (en mi opinión antes de tiempo) a ejercitarse con mayor exigencia en los entrenamientos diarios en dobles sesiones, con tal de compensar su “desventaja”
Hay entrenadores que aceptan el problema y familias que son conscientes de la situación y con buen criterio animan al chico a tener paciencia y a esperar que ese momento que tanto desea llegue con naturalidad y una correcta programación.
Sin embargo no todo el mundo comparte semejante aguante, tiran por la calle de en medio y someten a las chicas y a los chicos a un programa exhausto de preparación, que en muchas ocasiones observa con evidente desánimo que a pesar de tanto esfuerzo no alcanza a llegar donde se le exige y mucho menos tiene ese temple y paciencia necesaria para esperar y se pregunta si no es mejor dedicarse a otro deporte más entretenido
Cuando esto sucede yo me pregunto quién gozará al final más posibilidades de triunfo en el futuro. ¿Tendrá Pedro y los que le rodean la paciencia necesaria de seguir trabajando y esperar su momento? Cuándo Carlos pare de crecer ¿Seguirá teniendo similar rendimiento? ¿Se darán ambos de bruces con la realidad y terminarán en algunos casos abandonando por falta de rendimiento, aburrimiento y ausencia de estímulos?
Son muchas las cuestiones, pero una cosa es evidente
Si una nadadora joven logra su primera mínima nacional a las primeras de cambio y obtiene varias medallas en su primer campeonato estatal no significa necesariamente que debamos echar las campanas al vuelo y esperar que cuando sea júnior será toda una campeona, aunque al final llegue a serlo. Si con 12-13 años aún no destaca, tampoco implica que debamos preocuparnos por ello y que no lo pueda hacer más adelante cuando de verdad deba importarnos, en la edad absoluta.
Carlos y Pedro son tan solo dos nombres inventados y ejemplos de un problema que nos encontramos a menudo en las piscinas y atañe:
- Nadadores que realizan marcas desorbitadas en edades muy jóvenes, que entrenan doble sesión a diario y cuando llegan a la edad absoluta no mejoran sus marcas, se frustran y se retiran hastiados de la natación.
- Deportistas que nadie da un euro por ellos, que parece que nunca lograrán grandes resultados, en los que nadie se fija, con un desarrollo más tardío y que obtienen sus mejores prestaciones en la edad adulta, cuando apenas nadie lo espera.
Es fundamental que en las etapas más tiernas no nos fijemos solamente en los que más vencen y más medallas consiguen, que lógicamente suelen ser los más aventajados físicamente. También hay que hacerlos con los que su grado de maduración biológica es inferior a lo habitual.
Los siguientes factores, me parecen también lo suficientemente importantes para tenerlos en cuenta a la hora de establecer las cargas de entrenamiento y caminar por el trayecto correcto
Creo que lo verdaderamente necesario es tener sentido común , reaccionar cuando eso sucede con la tranquilidad y la convicción de que vamos por el camino correcto, el de una programación a largo plazo e individualizada, que cubra fielmente las características y necesidades propias de cada deportista
Especialmente el seguimiento del proceso de entrenamiento adaptado al desarrollo biológico individual
(Fernando Navarro)
Referencias
A. Artiles. Los expertos opinan. Jovenes talentos. Revista Sportraining número 76
Imágen
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