Agustín Artiles Grijalba –Champi-
La natación no te dará de comer, si no apruebas te quito de la piscina y te quedas en casa todo el día estudiando.
¿Os suena?
Es totalmente normal y comprensible que los estudios tengan prioridad absoluta sobre el deporte, nadie en su sano juicio opinaría lo contrario, yo también soy padre y pensaría de la misma forma.
La mayoría de los fracasos escolares comienzan a temprana edad, cuando las exigencias escolares y deportivas comienzan a ser más exigentes, el instante en el que los chicos se desarrollan físicamente y empiezan con los primeros escarceos amorosos, llegan los exámenes de selectividad, que coinciden con la categoría absoluta, las exigencias aumentan y los problemas crecen.
Creo sinceramente que ambas actividades van de la mano y que no solo se complementan, sino que se necesitan. Practicar natación, exige sacrificio, imprime carácter, responsabilidad y compromiso, valores que de una manera u otra dirigen nuestras vidas y contribuirán a que logremos nuestros objetivos.
Ni mucho menos pretendo con las siguientes observaciones discutir la realidad de un país en el que deporte y estudios no siempre van de la mano, pero sí me gustaría hacer algunas observaciones al respecto, por si estimaran oportuno tenerlas en cuenta.
- Mi experiencia me indica que en la mayoría de los casos privar a un nadador de la actividad que más le motiva no es lo más aconsejable y se corre el riesgo de conseguir el efecto contrario.
- Un deportista que posea una gran pasión por la natación y que tenga por consiguiente en ella su mayor válvula de escape, puede ver de repente frustradas todas sus aspiraciones si se le quita la actividad que más le ilusiona, su motivación se verá notablemente afectada, cundirán la apatía y el desánimo y se convertirá en fuente de conflictos.
- En un porcentaje elevadísimo de los casos, cuando la situación familiar en casa se hace insostenible y desean regresar a los entrenamientos, comprobarán con pesar que perdieron el nivel adquirido, que sus excompañeros tienen un nivel superior adquirido y se verán incapaces de recuperar el tiempo perdido.
Las amenazas no suelen ser buenas consejeras, valorar como merece el inmenso esfuerzo que realizan los chic@s, ensalzar también los progresos, hacerles comprender la necesidad de centrarse adecuadamente en cada una de las tareas, para poder llevar al día ambas actividades, pueden ser algunas estrategias que deberemos intentar para alcanzar nuestros propósitos.
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