Agustín Artiles Grijalba -Champi-
«Swimming Science» publica mi artículo del mes de febrero.
http://www.swimmingscience.net/2016/02/swimming-confidence.html
Os lo adjunto también en español
POR LA BOCA MUERE EL PEZ
No lo puedes evitar, lo llevas en tu ADN y te encanta sacarlo a pasear a la menor ocasión posible. El éxito te persigue y te encanta promulgarlo a los cuatro vientos. El respeto y la humildad no casan contigo, despliegas tu arrogancia y le cuentas al mundo tus intenciones.
¡Seré el próximo campeón de la distancia! lograré más medallas que nadie y destrozaré todos los records posibles
¿Qué te importan los rivales si eres el más grande?
Quizá esa prepotencia se trate de orgullo mal entendido, una necesidad de mayor autocrítica, o incluso debilidad encubierta, entre otros muchos factores. El caso es que no importan los motivos y si hubiere alguna duda acerca de tu superioridad infinita, ahí estás tú para demostrar que se equivocan.
Lo malo es que a veces la realidad es distinta, tus predicciones se convierten en tu peor pesadilla y eres presa de tu insolencia. Discriminas con tus palabras el valor y las aptitudes de tus adversarios y sin quererlo les haces más fuertes y les conviertes de paso en el rival más duro y encarnizado.
¿Qué necesidad tienes de dar alas a tus contrincantes?
Nunca motives con declaraciones altivas y fuera de lugar a tus adversarios. Evita jactarte de tu superioridad, no eres consciente, ni te imaginas de lo que es capaz un alma herida y, por si no fuera suficiente motivo, recuerda que en un instante todo puede cambiar a tu alrededor. Tú estrella de campeón desaparece y te conviertes en tu rival más poderoso. Lo que parecía fácil hace tan solo unos minutos, de repente y sin previo aviso se convierte en el más duro de tus objetivos.
¡Has provocado tu peor pesadilla!
Nadie te va a cambiar, no vas a dejar de ser como eres, pero sí sería bastante recomendable que estudiaras tu actitud, que recapacitaras y le dieses una oportunidad de brillar a tu ego y que de alguna manera pareciera más humilde. Seguramente tu forma de ser y las enormes actitudes competitivas que te caracterizan te inciten a ello, pero no confundas autoestima con impertinencia, ambición con soberbia, superioridad con desprecio. Tal vez de esa manera ganarás en credibilidad, no presionarás tu rendimiento con cargas innecesarias y obtendrás al menos el respeto y consideración de tus adversarios, que admiran tus cualidades de nadador, pero odian tu actitud y egocentrismo