Agustín Artiles Grijalba –Champi-
Un joven nadador no para de conseguir medallas. Sus actuaciones se cuentan por victorias y los excelentes registros que obtiene provocan los comentarios de asombro de los allí presentes, que no dan crédito a lo que están viendo y no paran de felicitar a los familiares.
El padre de uno de sus compañeros de equipo se acerca a ellos y les pregunta con cierta mezcla de asombro y fascinación
¿Qué le dais de comer a vuestro tu hijo?
Por si no fuera suficiente, de camino a casa y delante de su muchacho no repara en todo tipo de elogios y enumera una y otra vez las cualidades del futuro campeón, que en su opinión le hacen merecedor de los mejores calificativos.
¡Este chico es un fenómeno! Si sigue así irá a las olimpiadas.
Menudos virajes que tiene, sale siempre por delante de sus rivales y encima su mentalidad es enorme.
Al llegar a casa no duda en pasar el vídeo de sus pruebas una y otra vez a su retoño, que por cierto mide 15 cm menos y que al principio acepta con cierta atracción la iniciativa del padre, pero que al cabo del tiempo y ante la desmedida insistencia y los comentarios viscerales de su progenitor, no aguanta que le comparen y muestra su descontento.
Siempre estás igual, ya cansas. Parece que los demás no sabemos nadar
A veces esas interpretaciones que realizamos sin malicia y con toda la buena intención del mundo se pueden volver contra nosotros por falta de tacto y de objetividad y sin esperarlo, un simple comentario que parece trivial se puede convertir en un problema difícil de controlar.
Ojo con ellas y con algunos otros comentarios o frases que a continuación enumero y que en ocasiones son más habituales de lo que creemos en nuestro entorno deportivo y que como ya advertí pueden dañar nuestra credibilidad y la confianza del nadador.
Con tu edad yo me comía el mundo
Puede que sea verdad, o tal vez ni siquiera sepas nadar. Cada nadador es un mundo, los hay que parecen tranquilos y no dan señales de vida, pero cuando llega la ocasión se transforman y son capaces de sacar todo su potencial, mientras que otros más activos y que entrenan fabuloso, a la hora de la verdad no consiguen lo que de ellos se esperaba. Aceptar al chico como es y todo será más factible.
Sois unos señoritos, nosotros entrenábamos con el agua helada y no nos quejábamos.
Los tiempos han cambiado, cuando nosotros nadábamos ni siquiera pensábamos en nuestra comodidad. Ni se nos pasaba por la imaginación quejarnos y disponer de medios similares a los que tienen los nadadores actualmente. Es cierto que ahora no se conforman, esperan tener los mejores aparatos de musculación y piscinas para entrenar y todo parece poco para la preparación.
¿Es eso malo?
Quizá ahora sean más exigentes, pero acaso nosotros no lo somos. La sociedad actual demanda mayor competitividad y existen más deportes alternativos y divertidos para elegir.
Mira como nada tu compañero y no como tú, que te mueves de un lado a otro.
Qué necesidad tenemos de confrontar resultados de unos nadadores con otros, si son diferentes. Todos los chicos no son iguales, las comparaciones son odiosas y lo que es bueno para uno no tiene por qué serlo necesariamente para el otro.
Tu hermano nada mejor que tú.
Insisto, comparar no es bueno y entre hermanos peor. Cada uno tienes sus características y sus objetivos. Los celos son malos consejeros y los chicos esperan igualdad en el trato, sobre todo cuando uno de ellos destaca. Ensalzar a uno, en detrimento del otro, originará enfrentamientos familiares. Además es muy complicado, porque se han de tener en cuenta innumerables factores que influyen, como la franqueza, disciplina y sociabilidad.
No tienes sangre en las venas, échale más huevos.
Recurso utilizado cuando no se está preparado, o nos sentimos preocupados. El coraje y la actitud son claves para el triunfo y puede ser que haya determinados nadadores que den la impresión de lo contrario. La solución puede estar a veces en aquellos pequeños detalles y que a veces descuidamos, como una técnica deficiente y un viraje mal dado
A ese te lo comes con patatas fritas.
Despreciar al rival no es la opción más adecuada, es además una falta de respeto y desconsideración por el adversario y si encima le vence, te dejará con cara de tonto.
Solo importa ser primero, los demás son unos perdedores.
Solo puede ganar un nadador, salvo que coincidan los tiempos. Ganar una competición puede ser el gran objetivo final, pero también hay otras victorias tanto o más importantes y comienzan por el respeto y consideración hacia tus rivales.
Seguramente nuestro protagonista no tuvo en cuenta que en las edades más jóvenes lo más conveniente no es fijarnos siempre en los que más victorias consiguen, que en la mayoría de los casos suelen ser los más desarrollados físicamente, también hay que hacerlo con los que su grado de maduración biológica es inferior a lo habitual.
Sorprendería comprobar como algunos de ellos con marcas excelentes en edades tempranas, se estancan prematuramente y otros por los que no damos un euro, son capaces de lograr rendimientos inesperados y brillantes con el paso del tiempo. Las edades de osificación de los diferentes huesos del esqueleto, la evolución de los caracteres sexuales primarios y secundarios son tan solo algunos de los indicadores utilizados para establecer la edad biológica y que nos podrán ayudar en nuestros intereses.
Tal vez esa pócima ideal que ansiaba nuestro personaje tenga también que ver con el sentido común, además del duro entrenamiento. Signifique responsabilidad, paciencia y armonía en la enseñanza. Implique también corregir y volver a insistir en aquellos detalles y aspectos inherentes a cada edad y conlleve además educación, maduración y fomento del respeto hacia los adversarios y compañeros
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Los padres deben de ser como cual buen campesino que deben tener paciencia para recoger el fruto una vez está maduro. Grandes consejos y más ahora que acaba de comenzar la temporada.
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En mi opinión, lejos de tratar de «fabricar» un campeón a costa de lo que sea, lo que se debe es tratar de que los hijos aprendan a disfrutar con la práctica deportiva, y que ese disfrute les lleve a no perder el gusto por hacerlo el resto de su vida. Pero claro, para éso, lo primero y esencial es que muchos progenitores aprendan ellos mismos a disfrutar viendo a sus hijos practicando deporte, en vez de dedicar sus ratos de ocio a otro tipo de actividades, algunas de ellas nocivas para su salud, tanto física como mental.
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