Agustín Artiles Grijalba -Champi-
Hoy no es un día cualquiera, László Cseh ha dicho adiós a la natación, nadando la final de 200 estilos. Se fue en silencio, sin hacer ruido y como si no hubiese hecho nada, pero el eco de sus méritos retumbará siempre en las piscinas y en la memoria de los que le vimos nadar.
La mejor forma que se me ocurre de honrar su figura, es reviviendo este texto que publiqué en 2017.
¡Qué ingenuo soy, como si lo necesitara!
¡ SIEMPRE LÁSZLÓ!
Los Juegos olímpicos tienen ese aroma especial que le diferencia de los más grandes eventos. Puede que seas el mejor en todas las competiciones, no parar de batir plusmarcas mundiales, pero si no alcanzas el oro tu historial deportivo parecerá incompleto.
Hungría siempre ha sido cuna de campeones. De allí salieron algunos de los mejores nadadores de la historia. Krisztina Egerszegi, Agnes Kovacs, Támas Darnyi, András Hargitay, que situaron mientras nadaron a la natación magiar y mundial en cotas insospechadas, estela que recogieron entre otros campeones como Daniel Gyurta, Katinka Hosszú y László Cseh, fieles a su legado.
Halásztelek es una ciudad en el condado de Pest (Hungría), situada en la parte norte de la isla de Csepel, un enclave peligroso para los romanos durante su ocupación, debido a la inundación periódica del Danubio. El 9 de agosto de 2016 todos sus ciudadanos no parecieron preocupados por ello y más que nunca estuvieron pendientes de uno de sus hijos predilectos, László Cseh, que ese día de verano en la final de 200 mariposa de Río tuvo una cita con la historia, sus temores y sobre todo con el premio que el destino siempre le ha negado.
“La medalla de oro olímpica”
La gloria es caprichosa y a veces injusta. Implacable y cruel en sus decisiones, no distingue si tus virtudes te hacen merecedor de la mejor de sus sonrisas. A veces evitará recompensar tus méritos cuando más lo mereces y todos lo esperan y en otras circunstancias preferirá corresponderte cuando ya todo parece perdido.
Tampoco diferencia cuál es tu nombre y mucho menos el color y el historial de éxitos de tu bandera, o simplemente si tus virtudes te hacen merecedor de la mejor de sus sonrisas. No valora ni comprende que seas un icono de nuestro deporte, que hayas logrado infinidad de medallas nacionales y que hayas representado a Hungría, en multitud de oportunidades, convirtiéndote en el sucesor y abanderado de una casta de campeónes que siempre han hecho las delicias de los aficionados allí donde han competido.
Mucho menos agradece que hayas subido a lo más alto del cajón continental en 38 ocasiones (16 en larga y 22 en corta), que lograras durante tu carrera 6 medallas olímpicas ( 2 de plata y 4 de bronce) , 4 récords mundiales, 17 metales en campeonatos del mundo (14 en larga y 4 en corta) y que te hayas convertido por méritos propios en un referente de superación y excelencia para los que amamos este deporte, que admiran tus hazañas y que lo que esperan es verte en lo más alto de un pódium olímpico.
“La gloria te agasajará cuando lo estime conveniente”.
En ocasiones convergen numerosas razones por las que un nadador te genere un sentimiento especial y sin embargo en otras no encuentras realmente motivos sólidos para encontrar una excusa que defienda esa sensación. László Cseh siempre ha tenido para mí ese poder de atracción y misterio que suscitan ciertos campeones. Tal vez su intachable historial deportivo, la increíble versatilidad y consistencia, o la facultad para afrontar una mayor carga competitiva, que siempre le permitieron rendir al máximo nivel en multitud de pruebas y distancias de una misma competición, con escaso margen de recuperación, unido a una técnica eficiente, influyeran en ello.
Quizá se trate simplemente de otros aspectos más difíciles de cuantificar, de puro romanticismo, de mi forma de ser, vivir y sentir mi deporte y lo que realmente me motivara fuera la posibilidad de verle por primera vez por delante de sus rivales en aguas olímpicas y que el destino en esa ocasión fuera benévolo y justo y le reservara un lugar de honor en el olimpo.
La final de 200 mariposa de Río 2016 se recordará por la gran victoria de Phelps, pero también y por desgracia por una nueva oportunidad perdida por el magiar, que tan solo unos meses antes en el Europeo de Londres vencía con un tiempo de 1.52.91, marca que le hubiera dado la primera plaza y la medalla de oro y que una vez más no encuentra el camino hacia la gloria olímpica y se derrumba en una 7ª plaza impropia de su categoría, terminando los últimos 50 metros de la carrera en un pobre registro de 0.32.65.
Para los que aman la natación y para los que vibran con ella. Para los que le han visto siempre nadar y para los que lo hacen ahora. Para sus incondicionales y para los detractores. Para los que sueñan con la grandeza y nunca la alcanzaron. Para los románticos y tradicionales. Para los que compitieron a su lado y lo desearon. Para los pesimistas, que no creen en su victoria y también para los más optimistas, que aún sueñan con que sea posible.
Para ti, para mí y para todos vosotros, con o sin medalla de oro olímpica
¡GRACIAS LÁSZLÓ!
Imágen
Foto 2: https://alchetron.com/Laszlo-Cseh-481837-W