Agustín Artiles Grijalba -Champi-
Está desolado y no encuentra razones que justifiquen su bajo rendimiento. Asiste siempre puntualmente al entrenamiento, se prepara con esmero y hace todo lo que le indica el entrenador. Sin embargo las marcas se le resisten, no se corresponden con su entrega y determinación en la piscina y están muy alejadas de sus objetivos iniciales
Cuando esto le sucede a uno de nuestros nadadores/as es habitual que surjan las dudas, desconfíe de su rendimiento, la incertidumbre y el temor se apoderan de él y su voluntad se ve reducida. El estado anímico se ve afectado y a su mente le sobrevienen pensamientos nocivos y sospechas que le inquietan y desmoralizan.
Es cierto que cada deportista lo vive de manera distinta, unos se aislarán y evitarán relacionarse con cualquier compañero que pueda perturbar su angustia. Otros se mostrarán nerviosos e impacientes, intranquilos e irascibles y no dejarán de hablar y expresar su malestar, pero a todos ellos les gustaría saber por qué motivos sucede y que pueden hacer al respecto.
Las razones por las que ocurre pueden ser diversas, pero suficientes para descentrarles y provocar la peor de las actuaciones. Algunas de ellas las enumero a continuación, no son las únicas, pero sí contundentes y relacionadas con la mente y un exceso de celo:
- Un exceso de ansiedad antes del campeonato
- Unas expectativas exageradas que provocan expectativas irreales
- El temor a los rivales, la presión familiar y del entrenador
- Querer demostrar a los demás nuestra valía
- Necesidad de aprobación de los nuestros
- Contar con el cariño y la admiración de nuestros compañeros y rivales
- La presión y exigencia que ejerce sobre sí mismo el propio deportista
- Miedo al fracaso y angustia ante la competición.
- Incertidumbre por no estar a la altura de las circunstancias.
- Baja autoestima competitiva.
- Experiencias adversas previas, que menoscaban la confianza.
- Personalidad y exceso de responsabilidad del nadador
A veces la diferencia entre lograr una gran marca en una competición o no alcanzar tus objetivos, se encuentra en tus propios pensamientos y en la facilidad o dificultad que tengas para centrarte en el objetivo. Hay que ser conscientes de que no podemos siempre contentar a todos por mucho tesón que pongamos en ello, ya que ese exceso de responsabilidad provoca desasosiego e intranquilidad, reduce nuestra energía y nos separa de nuestra concentración ideal.
Tal vez encuentres en los siguientes recursos de concentración una posibilidad de desviar la atención de aquellas situaciones que te inquietan, provocan nerviosismo y alteran tu rendimiento. No son el remedio absoluto, pero te pueden ayudar en tus objetivos. Lo principal es creer en ti mismo, en tu preparación, evitar presionarte en exceso y ser siempre positivo
1
La importancia de lo básico
Céntrate en los aspectos básicos de tu deporte, regresa a lo fundamental y persiste con tus intenciones. Fíjate y concentra tu atención en tu objetivo más próximo y evita pensar en demasiados aspectos a la vez. Alarga la mano y siente que aquello que deseas lo puedes tocar, que no se te escapará y en cuanto lo consigas, tomarás de nuevo impulso e irás a por el siguiente reto.
Quizá sea algo sencillo de controlar, al que no le has prestado la atención que se merece. Tal vez se trate de un viraje mal ejecutado que reduce tus opciones y te impide progresar como debieras, o simplemente unas gafas de nadar que se te rompen en los instantes previos a la prueba.
2
Mira siempre adelante.
Siempre positivo, nunca negativo
En su momento esta frase emitida por un famoso entrenador de futbol a los medios de prensa nos hizo mucha gracia y provocó multitud de comentarios jocosos, pero en realidad si lo piensas, no deja ser un gran consejo.
Mantén siempre una actitud positiva y provechosa, ten confianza plena en tu rendimiento. Has mejorado tu preparación, has perfeccionado tu técnica y cuidas tu recuperación con esmero. No tienes ningún motivo para estar preocupado, haces lo que más te gusta y estás listo para lograr tus propósitos.
3
Eres el dueño de tus pensamientos
Toma el mando de tus pensamientos, te ayudará a encauzar y dominar tu rumbo. Rememora tu mejor competición, recuerda lo bien que te sentiste cuando realizaste la mejor prestación y las sensaciones que te produjo, los momentos previos a la prueba y las estrategias de concentración y relajación que llevaste a cabo
4
No eres Michael Phelps ni Katie Ledecky
Eres tú y tus sueños
A todos nos gustaría parecernos a nuestros ídolos, emular sus hazañas y ser campeones olímpicos. Soñar no cuesta dinero, pero también hemos de ser conscientes de nuestras posibilidades, limitaciones, intereses y realidad cotidiana, pero no por ello dejar tampoco de luchar por alcanzar nuestra excelencia personal.
Tus retos han de ser lógicos y factibles de alcanzar. Huye de los objetivos desorbitados e imposibles de lograr
5
Vive el momento, sé práctico y fiel a ti mismo
No pienses en que vas a fallar. Pon todo tu interés y atención en ser eficiente y práctico. Refuerza tus pensamientos constantemente con consignas afirmativas y eficaces que fortalezcan tu perspectiva.
Visiona la prueba ideal y lánzate en busca de ella. Vive el instante, evita en tu interior los pensamientos negativos que con toda seguridad perjudicarán tu rendimiento. No pienses en la marca final, olvida tus adversarios y concéntrate en hacer bien tu trabajo y afianza aquellos pequeños detalles que al final serán decisivos
“Haz de tu trabajo un continuo desafío, afronta los obstáculos, mírales a la cara y hazles saber que nada podrá detenerte”
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