Agustín Artiles Grijalba –Champi-
“Si el triunfo te hace ignorar la modestia, ya se ocupará la derrota de recordarte lo equivocado que estabas
No lo puedes evitar, lo llevas impreso en tu ADN y te encanta sacarlo a pasear a la menor ocasión posible El éxito te persigue y te encanta promulgarlo a los cuatro vientos. El respeto y la humildad no casan contigo, despliegas tu arrogancia y le cuentas al mundo tus intenciones.
¡Soy el mejor!
Lograré más medallas que nadie y destrozaré todos los records posibles
¿Qué te importan los rivales si eres el más grande? ¿Por qué tenerlos en cuenta si no eres el único vencedor? Quizá esa prepotencia se trate de orgullo mal entendido, una necesidad de mayor autocrítica, o incluso debilidad encubierta, el caso es que no importan los motivos y si hubiere alguna duda acerca de tu superioridad infinita, ahí estás tú para demostrar que se equivocan.
Lo malo es que a veces la realidad es distinta, tus predicciones se convierten en tu peor pesadilla y eres presa de tu insolencia. Discriminas con tus palabras el valor y las aptitudes de tus adversarios y sin quererlo les haces más fuertes y les conviertes de paso en los rivales más duros y encarnizados.
¿Qué necesidad tienes de dar alas a tus contrincantes?
Nunca motives con declaraciones altivas y fuera de lugar a tus contrincantes y evita jactarte de tu superioridad. No eres consciente ni te imaginas de lo que es capaz un corazón herido y por si no fuera suficiente motivo, recuerda que en un instante todo puede cambiar a tu alrededor, tú estrella de campeón desaparece y te conviertes en tu rival más poderoso.
Lo que parecía fácil hace tan solo unos minutos, de repente y sin previo aviso se convierte en el más duro de tus objetivos. Has provocado tu peor pesadilla
Seguramente tu forma de ser y las enormes actitudes competitivas que te caracterizan te inciten a ello, pero no confundas autoestima con impertinencia, ambición con soberbia, superioridad con desprecio. Tal vez de esa manera ganarás en credibilidad, no presionarás tu rendimiento con cargas innecesarias y obtendrás al menos el respeto y consideración de tus adversarios, que admiran tus cualidades de nadador, pero odian tu actitud y egocentrismo.
Nadie te va a cambiar y no vas a dejar de ser como eres, pero sí sería bastante recomendable que estudiaras tu actitud, que recapacitaras y le dieses una oportunidad de brillar a tu ego y que de alguna manera pareciera más humilde,
Me gustaría ofrecerte unas cuantas razones para que al menos lo pensaras:
1
La humildad es una virtud que consiste en comprender tus propias limitaciones y no por ello significa debilidad, humillación ni acatamiento
2
Si por lograr una victoria destacada piensas que ya eres famoso, podrás encontrarte más cerca de la derrota
3
Pensar que vas a ganar fácilmente, es una forma ideal para no lograrlo
4
La popularidad es caprichosa y muchas veces efímera, igual que llega se esfuma. Puedes subir rápido y bajar más deprisa, por lo que me parece lo más adecuado compartirla y actuar como si no fuera solo tuya.
5
Si desprecias a tus rivales, te jactas de lo buen nadador que eres y actúas siempre con prepotencia, no solo lograrás el desprecio de tus rivales y compañeros, sino que cuando caigas, allí te estarán esperando, mientras que si eres más generoso y respetuoso, estarás siempre más protegido
En mi opinión la altivez y la soberbia, generan malestar y problemas en el grupo, origina rivalidades y enfrentamientos que perjudican el bienestar y buen funcionamiento del grupo y añade además una dificultad extra para adaptarse a los objetivos
«No es mejor nadador el que más presume con sus palabras, sino el que más seduce con sus brazadas»
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