Agustín Artiles Grijalba –Champi–
Siempre hay un pero, una razón para desprestigiar los éxitos de nuestro deporte y nunca es suficiente para estar satisfechos del todo. Si nuestros nadadores/as obtienen medallas en competiciones continentales es porque faltaban algunos de los mejores, o simplemente porque el evento se celebraba en piscina corta. Si se suben a un podium olímpico, era porque entrenaban en otro país o nacieron en el extranjero.
Algo parecido sucede con los entrenadores/as. En ocasiones nosotros mismos miramos con recelo a nuestros compañeros, juzgamos y censuramos su comportamiento como si nos fuera la vida en ello. Si obtienen éxitos ponemos en duda los medios de preparación para alcanzar esos logros y si por el contrario fracasan, nos encargamos de recordar que nosotros fuimos los primeros en advertirlo.
Creo que en muchos casos nosotros formamos parte real del problema, con nuestros comentarios poco afortunados, con nuestros celos profesionales que lo único que consiguen es desprestigiar nuestra credibilidad y profesión y en el peor de los casos influyen negativamente en los verdaderos protagonistas, los nadadores.
Quizá los siguientes ejemplos describan de alguna manera la situación:
1
Los técnicos que tienen éxito porque queman a sus nadadores y así cualquiera consigue esos resultados
Los que consideran que son triunfos debidos a la carga de preparación excesiva que llevaron a cabo durante la temporada y los “entendidos” de turno no escatiman en poner en tela de juicio la planificación y la forma de obtener los resultados.
2
Los que opinan que sus logros se deben al enorme talento del nadador, e incluso la buena suerte
Aseguran que se tratan de victorias cantadas, que se veían venir y de hecho ya lo habían predicho ellos con anterioridad, que para eso son adivinos. Da la sensación de que el técnico no hubiera influido y fuese tan solo una figura decorativa que anima con su presencia el esfuerzo de sus nadadores.
3
Los que opinan que a pesar de tenerlo todo a favor, estos entrenadores no obtienen victorias porque son unos vagos y no están preparados.
Técnicos de enorme valía por los que nadie da un euro por ellos y según sus detractores desprestigian con su labor nuestra profesión, supuestamente no se esfuerzan lo suficiente, ni tan siquiera tienen el nivel ni los conocimientos necesarios y tampoco encuentran motivos para seguir peleando.
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Los que creen que hay técnicos de primera y segunda categoría, profesionales que están predestinados por diferentes razones a entrenar nadadores de élite y otros que tan solo pueden obtener triunfos importantes con velocistas, fondistas, nadadores de grupos de edad, o levantar un equipo, por mencionar algunos ejemplos, cuando ni tan siquiera tuvieron la oportunidad de demostrar lo contrario
Disfrutemos de una vez por todas con los éxitos de la natación, sin reparos ni disculpas. No pasa nada por sentirnos orgullosos de nuestros nadadores, o en este caso de nuestros técnicos cuando obtienen hazañas importantes. Aprendamos a valorar de una vez la satisfacción del trabajo bien realizado, apreciemos como merecen los años de esfuerzo y dedicación que necesitaron para conseguirlos y apoyemos sin pretextos ni fisuras sus triunfos y sinsabores.
Nuestra labor bien lo merece.
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Acertado análisis, Champi. Totalmente de acuerdo contigo. Mucho presumir de lo bueno que es uno y poco reconocer lo que hacen los colegas. Difícil trabajar en equipo con esta forma de actuar.
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