Agustín Artiles Grijalba -Champi-
Durante años fue una gran promesa. Cada vez que se lanzaba al agua en una competición salía con una medalla cubriendo su cuello. No paraba de batir records y todos, como buenos adivinos que somos, alabábamos sus aptitudes y le pronosticábamos un inmenso futuro.
“Si sigue así será finalista olímpico”
De repente, las circunstancias cambiaron y esa promesa en ciernes dejó de emerger. En un momento determinado nuestra gran estrella se siente estrellada y lo peor, desengañada y desmoralizada, porque cuando más necesitó nuestro apoyo, no supimos qué hacer.
Curiosamente, el futuro finalista olímpico ya está acabado. Sus éxitos pertenecerán desde ahora al pasado y lo mejor es apostar de nuevo por otro nadador que supla nuestras carencias y cubra nuestras esperanzas, y como nunca aprendemos de nuestros errores, correremos una vez más el serio riesgo de regresar a la senda anterior.
Algunos lo dejan, otros cruzan el charco, y los más osados, resisten, e insisten y con pundonor, actitud y talento consiguen de nuevo vencer.
“Si fuiste un campeón, siempre serás un campeón”
-Boris Becker-
Todo lo expuesto no es culpa o exclusividad de unos pocos y menos de alguien en particular. Es de todos. tuya, mía y de una sociedad que castiga sin pudor cualquier fallo cuando vienen mal dadas, que no se reprime en ensalzar de manera desmedida los éxitos y las virtudes deportivas de unos atletas destacados y que no sabe ponerse a su lado cuando los resultados no están de su parte y les arrincona sin apenas prejuicios.
Lo más triste para mi, es que me siento partícipe de todo lo expuesto
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