Agustín Artiles Grijalba -Champi-
Viernes noche, tus amigos se van a una macro fiesta y te animan a ir con ellos. Te gustaría, pero te tienes que levantar temprano al día siguiente para ir a entrenar y necesitas descansar para tener un rendimiento óptimo y te preguntas si tomaste la decisión correcta
Se consideran tus mejores amigos y sin embargo no logran comprender que te niegues a ir de fiesta o al botellón con ellos. Se lo van a pasar pipa y tú mientras tanto te irás a dormir temprano para estar a tope al día siguiente y practicar tu actividad deportiva favorita. Te presionan tanto que dudas si estás haciendo lo correcto, si no eres un bicho raro y estarás equivocado. Insisten una y otra vez y como ven que no pueden convencerte te dan la estocada final, e incluso te humillan ante la mirada atenta de la chica que más te gusta.
“Déjale que se vaya a casita, tiene que entrenar temprano. Además los tíos que ni fuman, ni beben, ni van con mujeres, no son de fiar”.
Quizá piensen que lograron sus propósitos, hirieron tu orgullo y de paso hicieron que te sintieras desplazado, pero lo que no pudieron imaginar fue que tu personalidad y tus prioridades sean más fuertes que cualquiera de sus opiniones, que al final no se salieran con la suya y te dejarías influir por ellos.
En el fondo valoran tu postura, saben que eres responsable, que no son capaces de ser como tú, que la decisión fue la correcta y por si fuera poco les incomoda y deja fuera de juego.
Lo que desconocen es que no somos tan diferentes, tenemos similares inquietudes y compartimos algunas aficiones. Nos encantaría ir a la fiesta, pero tenemos prioridades y las metas que impulsan nuestros sueños. Tenemos claro que la natación es un deporte muy sacrificado y en ocasiones aburrido, pero también sabemos que para lograr nuestros retos necesitamos trabajar bien, ser muy constantes, comprometidos y luchadores.
Entrenar duro es nuestro privilegio. Hacemos lo que nos gusta y estamos orgullosos por ello y siempre tendremos una oportunidad para divertirnos,
La razón por la que un nadador acude a la piscina a entrenar durante varias horas es la pasión por una actividad que le llena, le motiva y le transmite energía positiva. Se trata tal vez de hacer la marca necesaria para participar en una competición, luchar cuando todo parece perdido por salir adelante, obtener el afecto, respeto y consideración de tu entrenador y compañeros, lograr una medalla, escuchar el aplauso de unas gradas repletas, la ovación de tus rivales después de una gran gesta, o básicamente sentirse feliz con una afición que colma por completo sus aspiraciones.
Tratemos de entenderlo de una vez por todas, estas y otras razones que a continuación expongo son las que les llevan a curtirse durante horas y levantarse temprano cuando otros eligen salir de fiesta.
Afán de superación individual y colectiva, satisfacción personal, física y mental, amistad, evasión del mundo exterior cuando estoy nadando y mayor tolerancia al sacrificio, aplicable a la vida real”
Luís Oraá Díaz Santos, nadador del CNCR
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