Agustín Artiles Grijalba -Champi-
Un nadador joven llora desconsolado en la piscina. Es abrazado por sus compañeros y no consigue aplacar su angustia. Ha olvidado meter en la mochila su fastskin favorito y se siente desvalido e incapaz de competir con garantía. A menudo, nos encontramos en la piscina con nadadores especialmente jóvenes que ven reducidas sus opciones deportivas y de competir al máximo nivel si no llevan puesto su fastskin en la competición.
Ese fastskin maravilloso y de última generación con el que te sientes invencible y con el que tanto deseas competir no nada solo, ni tampoco es el responsable tan solo tres días antes hicieras 15×100 a ritmo de 1’08”. Está genial que lo utilices y seguro que te ayudará en tus conquistas, pero no te equivoques ni confundas tus ilusiones con él.
«JAMÁS podrá sustituir a los beneficios que te aportan tu esfuerzo y una preparación adecuada.»
Tampoco se trata de esquivar las sensaciones positivas que ofrecen. Nada más lejos de mi intención, pero sí me parece necesario tener presente alguno de los inconvenientes y creencias erróneas que genera su uso, que me parecen muy evidentes y necesario tenerlos en cuenta:
- El precio excesivo del producto, inalcanzable en algunos casos para la economía maltrecha de algunas familias.
- Las exigencias desmedidas de algunos chicos, que ven en ellos la posibilidad de lograr mejores marcas y de esa manera allanar el camino hacia el éxito más fácilmente, a costa del esfuerzo y dedicación
- La necesidad, en muchos casos impuesta también por el entorno deportivo (técnicos, compañeros, rivales, familiares) de nadar con ellos para tener éxito y obtener medalla, e incluso para no ir contracorriente.
- Si los compañeros lo llevan, por algo será. Nuestros chicos no van a ser menos.
Mamá, papá, todos nadan con fastkin. Así no puedo competir contra ellos.
Voy a llegar el último
- Cuando no se obtiene el rendimiento esperado, la situación puede generar en el deportista confusión, al no ser capaz de comprender el atleta los motivos por los que esto ocurre.
- En el entorno familiar, también puede llegar a originar malestar y desesperación, al ver como la inversión económica tan importante realizada en el producto no cumple las expectativas generadas. Se sienten entonces perplejos, frustrados y sobre todo engañados económicamente.
Como digo, motivos que me parecen sólidos y suficientes para al menos tenerlos en cuenta, plantearlos de verdad y por qué no decirlo, regular en las edades base y ofrecer por nuestra parte información precisa, desinteresada e imparcial.
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