Agustín Artiles Grijalba -Champi-
De alguna forma todos nos hemos vuelto más exigentes e impacientes, no solo en la actividad deportiva sino en la vida diaria. No solo se trata de un asunto que afecta a los nadadores, también a su entorno deportivo (técnicos, compañeros, familias, etc.) que sufrimos los que yo denomino síndrome de recompensa urgente.
La necesidad de obtener aquí y ahora los beneficios por los que trabajan sin la dictadura que el tiempo y la constancia exigen.
Algunas de las características y motivaciones del deportista actual (no siempre) bien podrían ser algunas de las siguientes:
- Les falta un punto de paciencia y sensatez.
- Tienen menor visión a largo plazo.
- Esperan el premio a su esfuerzo de inmediato
- Pretenden saltarse los pasos correctos para lograrlas
- Son menos autónomos e independientes
- Esperan que el entrenador les proporcione los estímulos para progresar
- Si no los encuentran, se ven indefensos y no siempre saben qué hacer
- Si las metas se tornan difíciles, se vienen a menudo abajo o abandonan
- A veces les falta implicación, actitud mental y espíritu de superación
- Frecuentemente desconocen sus objetivos y obligaciones
- Son generalmente más cómodos y conformistas, quieren todo mascado
¿Cómo podemos proceder y mediar los técnicos?
- Aceptar la situación y no escurrir el bulto
- Tenemos la opción y la responsabilidad de implicarnos
- Conocer cómo actúan y piensan los deportistas a nuestro cargo
- Reconocer sus fortalezas y fragilidades
- Incitar y potenciar la habilidad de adaptarse a los contratiempos.
No hay atajo, solo responsabilidad y trabajo
Imagen