Agustín Artiles Grijalba -Champi-
Múnich 72, 50 años atrás en el túnel del tiempo. Tengo 11 años y en la televisión de mi casa siempre aparece un americano con bigote, al que todos llaman Mark Spitz. Es un fiera, lo gana todo y no para de conseguir medallas y de pulverizar récords mundiales. Dicen los entendidos que en México 68 fracasó, que su actitud arrogante le produjo numerosas enemistades entre sus propios compañeros del equipo estadounidense, que su preparación no fue la más adecuada y que la presión y la altitud del lugar pudieron ser factores determinantes que influyeron en su “fracaso”.
Unas olimpiadas en donde tan solo fue capaz de lograr 2 oros en pruebas de relevos y 1 plata y bronce en pruebas individuales, cuando su objetivo no era otro que subir a lo más alto del pódium en 6 ocasiones. A partir de entonces no paró de entrenar, su ambición no tuvo límites y se propuso lograr lo que nadie antes pudo conseguir, las 7 medallas de oro que se colgó en Múnich 72.
“Flipo, quiero ser como él y me hago una promesa
¡Seré olímpico!
¿Cómo es posible que Mark Spitz reaccionara de una manera tan positiva después de una derrota tan dolorosa en México 68?
Orgullo, confianza ciega en sus posibilidades, capacidad de superación ante las críticas, actitud mental, constancia. Da lo mismo cual fuese la razón que le impulsó a lograr semejantes hazañas. Lo importante es que esa derrota nos descubrió otra faceta suya, quizá más importante, la del triunfo,
“Solo ganaría si era capaz de asimilar que había sido derrotado”
Quien sí tuvo la oportunidad de conocerle bien fue Santiago Esteva Escoda (C.N Sabadell), diploma olímpico en México 68 y Campeón de Europa de 100 espalda en Barcelona 70. En 1969 tuvo la oportunidad de ingresar en la universidad de Indiana, gracias a sus méritos deportivos, entrenar nada menos que bajo las órdenes del prestigioso entrenador americano James Doc. Cousilman, compartir vivencias y 3 años de preparación junto a Mark Spitz y otros conocidos campeones de aquella época, de la categoría de Gary Hall y John Kinsella.
El nadador español describe en un artículo publicado en el diario “El País” en agosto de 2008 http://elpais.com/diario/2008/08/07/deportes/1218060005_850215.html, al campeón americano como un deportista alegre, introvertido y accesible únicamente para sus más allegados. Destaca su afición por el póker, e indica que no le gustaba demasiado entrenarse y que inclusive antes de Múnich desapareció 3 semanas para tomarse unos días de descanso, sin la complicidad de sus entrenadores.
Sus hazañas e impacto en nuestro deporte fueron enormes. Sirvieron por aquel entonces para que muchos nadadores quisieran emular sus pasos y apuntarse a las piscinas.
Sus medallas y victorias las sentíamos como propias y de alguna manera a los nadadores de aquella época nos hubiera gustado parecernos a él.
Me pregunto qué hubiera sido capaz de hacer Mark Spitz en la época actual, enfundado en un bañador de última generación y contando con los apoyos y avances disponibles en materia de entrenamiento. Me cuestiono también si le otorgamos el mérito que se merecen a sus victorias y a la increíble marca de 2.00.70 en 200 mariposa de Múnich 72, que para sí querrían muchos nadadores actuales.
Tal vez no somos conscientes que hablamos de tiempos en los que los nadadores aún desconocían la posibilidad de ejecutar el batido subacuático durante 15 metros en cada largo y sus condiciones de preparación eran más precarias, lo que en mi opinión otorga un plus de calidad a su incuestionable legado.
CONOCIENDO A MARK SPITZ
ASÍ COMPETÍA
- Su estatura de era de 1.77
- Los medios de entrenamiento de los que dispuso en aquella época eran muy diferentes a los de hoy en día, en los que los avances científicos se centran además del entrenamiento duro, en la planificación de las cargas, la recuperación y en otros aspectos más apasionados y más difíciles de evaluar y cuantificar. Eran años en la que se entrenaba distinto y se competía de manera diferente. Hablamos de nadadores menos fuertes, corpulentos, veloces y potentes que los de actuales, lo que les otorga más si cabe un plus de calidad a las marcas que realizaban
- En la época de Spitz los nadadores se concentraban más en rendir en su especialidad y no contaban con las posibilidades actuales Destacó en mariposa y Libre. Compitió en Múnich en un total de 16 pruebas, 10 individuales, incluidas las eliminatorias y 6 de relevos, logrando en todas ellas batir el Récord mundial, además de 7 medallas de oro
- Hablamos de un periodo en la que estaba prohibido competir con gafas detalle prácticamente impensable en la actualidad. El gorro, aunque permitido, no era obligatorio y competían con unos bañadores, muy alejados de la tecnología actual
Hubiera sido estupendo comprobar las marcas que hubiera realizado Mark Spitz de haberlos tenido a su disposición.
- La información técnica y la posibilidad de acceder y conocer los sistemas de entrenamiento de los mejores nadadores y técnicos eran infinitamente inferiores a las de hoy en día. El método más utilizado de aprendizaje y perfeccionamiento por entonces era el de “Ensayo y error”.
- Poseía una enorme capacidad para soportar La presión y de reaccionar ante las adversidades
- Muy precoz. Antes de cumplir 10 años logró 17 récords nacionales y se convirtió en el nadador más rápido del mundo de su grupo de edad. Logró sus mayores éxitos en su segunda participación olímpica
- Odiaba perder. Era Perfeccionista, gran competidor y poseía un elevado nivel de concentración antes de la competición, como así afirmaba Santiago Esteva. que recordaba con cariño su manera de aislarse del ambiente y la presión de la competición en una entrevista
Dadme 10 minutos, decía.
A continuación, Se quedaba solo y se transformaba
- Si observamos las pruebas de mariposa de Múnich 72 nos damos cuenta que Mark Spitz no efectuó ni tan siquiera un solo batido en la salida y virajes. Ejecutó la salida, e inmediatamente se puso a nadar, algo impensable en la actualidad, con la revolución del batido subacuático
- Imagino que los factores genéticos jugaron un papel muy importante en sus éxitos deportivos, además de otros aspectos más difíciles de cuantificar, pero muy necesarios para soportar grandes cargas de trabajo, tales como su motivación, fuerza de voluntad y la capacidad de superación después de su derrota en México 68
- Mark Spitz dejó la natación a los 22 años, e intentó regresar sin fortuna en varias ocasiones. Incluso en un enfrentamiento de exhibición en España a los 41 años de edad, entre ellos el nadador canario Carlos Sánchez, en la que salió derrotado
La historia de Mark Spitz estuvo salpicada de grandes momentos y representaron mucho más que simples victorias. Fue el gran referente de su época, dio protagonismo a nuestro deporte, e influyó con sus brazadas en la vida de muchos deportistas
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