Agustín Artiles Grijalba –Champi-
Alcanzar el éxito en la natación depende de muchos factores, entre ellos la actitud del deportista para buscar su excelencia. Si su disposición al trabajo es la adecuada los objetivos serán más asequibles, por el contrario, si el atleta se muestra díscolo y negativo en su comportamiento, la preparación estará condenada al fracaso.
Las siguientes características son propias de un deportista inmaduro y cuya conducta es la menos apropiada para lograr sus metas
- Siempre tienen un pretexto para justificar sus derrotas.
- Se trata de nadadores que no escarmientan cuando fallan y cometen una y otra vez las mismas equivocaciones.
- La autocrítica no existe en su diccionario y, cuando pierden, las culpas son siempre de los demás.
- Cuando tiene una mala actuación, se desaniman, muestran su malestar y se rebelan.
- Con frecuencia llegan tarde y se ausentan de los entrenamientos. Se entretienen charlando con otros compañeros y empiezan a menudo tarde la sesión de trabajo. Son los últimos que se meten al agua y a menudo incordian a los otros nadadores.
- Pasan de todo y no prestan atención a las indicaciones y consejos del preparador, desacreditando con frecuencia su labor y el esfuerzo del resto de compañeros.
- Si tienen errores técnicos, o determinados fallos en el estilo o virajes, no muestran interés alguno por aprender y corregirlos. Hacen caso omiso de las indicaciones y correcciones del entrenador.
- Se acuestan a horas inapropiadas y se levantan tarde, descuidando su recuperación. No cuidan su alimentación y a menudo consumen alimentos y bebidas perjudiciales para su óptimo rendimiento.
- Realizan actividades que pueden ocasionar lesiones y echar por tierra su preparación.
- Si las cosas no salen cómo esperaban, se desaniman, abandonan y no muestran interés por superarlos
- Son negativos, improvisan y jamás buscan alternativas o soluciones a los problemas que surgen.
- Son distantes y despreocupados en sus intenciones.
- No saben porque realizan sus acciones y desconocen para que entrenan.
- Desconfianza e indecisión en sus actuaciones.
- Desobedientes y rebeldes con las normas de conducta.
- Actitud arrogante y descortés con sus colegas de equipo y caprichosos en sus peticiones.
- A menudo, mienten y falsean la realidad
- Calientan nada o poco en las competiciones. Casi siempre llegan tarde o se quedan dormidos, despreocupándose de los detalles.
- A menudo son groseros e irrespetuosos.
- Debilidad mental. En los entrenos y competiciones, su apatía se hace más evidente y ni siquiera les importa cómo sea su actuación. No importa que puedan tener un talento enorme, difícilmente lo aprovecharán en su propio beneficio y el del conjunto.
- Imprudentes y descuidados.
- Cuándo se sienten acorralados, traicionan habitualmente la confianza de sus compañeros, con tal de salir indemnes
- Siempre buscan la oportunidad para escaquearse o esforzarse menos.
- Si un día no pueden entrenar, le da igual. No buscan alternativas o soluciones.
- Se quejan y protestan si los medios de trabajo no son deficientes o poco adecuados, mostrando generalmente su enfado y malestar.
Los buenos deportistas nunca buscan excusas, aprenden de sus errores y tratan siempre de corregirlos. Reaccionan con entereza en las derrotas, porque tiene claro que son una parte necesaria e importante de su preparación. Empiezan la sesión de trabajo a su hora y jamás tienen un mal gesto hacia sus compañeros y entrenador. Se preocupan por su rendimiento y cuidan con esmero su recuperación y descanso, evitando en todo momento realizar actividades que puedan perjudicar su preparación o provocar lesiones.
Son positivos y siempre tratan de buscar soluciones ante las adversidades. Jamás se rinden, son disciplinados y cumplidores, tienen las ideas claras y saben en todo momento hacia donde se dirigen sus metas. Educados y respetuosos con las normas de conducta, poseen una fortaleza mental que les impulsa en sus acciones y, si en alguna ocasión, no pueden asistir a la sesión de entrenamiento, hablarán con el entrenador y buscarán soluciones.
Es evidente la dificultad que conlleva dirigir la preparación de nadadores cuyo comportamiento dista mucho de ser el adecuado. A pesar de ello habrá que buscar en todo momento los recursos motivacionales oportunos para intentar corregir la actitud del nadador.
Conversar con él y mostrarle nuestra disconformidad con su postura, e invitarle a comprender que su talante perjudica al grupo y que no estás dispuesto a tolerar semejantes actitudes, será nuestra respuesta más lógica, pero siempre teniendo presente que lo más importante es la estabilidad del conjunto y, que de persistir en sus conductas, serán necesarias otro tipo de decisiones.
Imagen 1 :
http://psicodeportistas.wordpress.com/2013/06/22/autoconfianza-en-el-deporte/
Fot0 2:
Luís Oraá Díaz-Santos, nadador del CNCR, ejemplo de actitud positiva y sacrificio. Todo lo que consiguió en la natación se debió a su entrega y pundonor.
quiero decir que esta nota me da escalofríos. la autocrítica del entrenador donde está? no se contempla el estado emocional del nadador? hay nadadores que han sido olvidados por su entrenador luego del retiro, como si la exigencia extrema a la que están presionados (ese ideal del campeón que nunca se rinde) no les produjera una huella profunda en su mente, como si el entrenador no tuviera necesidad de hacerse cargo de una parte de la vida de ese nadador, nadador que pasa enfrascado en una pileta, para luego continuar enfrascado en el gimnasio, para luego seguir enfrascado mirando videos de competencias o ejercicios técnicos en youtube. horas y horas, casi una vida diaria dedicada a la natación, a una sola cosa, porque el nadador sabe que cuanto más se exija, cuanto menos actividades ajenas a la natación, cuanto menos desconcentrado esté de sus objetivos, será mejor. es decir, un nadador con esta vida diaria es un perfecto alienado. un nadador que revolea la antiparra después de competir no es un «rebelde-inadaptado-sin actitud-débil-fracasado», es una persona que no está en un buen estado emocional, que quizá no la pasa bien haciendo eso, que requiere que alguien como su entrenador lo escuche, que éste pueda darle esa posibilidad, ese costado humano de un formador. tener presente que un nadador es, ante todo, una persona. que decidió seguir nadando, en los principios, para volver a sentir esa hermosa sensación del avance del cuerpo por el agua, que también le gusta jugar carreras con sus compañeros, al que el agua lo relaja. tanta exigencia sólo conduce a la frustración y al odio por nadar. pensalo.
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Estoy de acuerdo con lo que usted comenta y le invito a leer otros artículos del blog en los que se hace una referencia concreta a los aspectos que usted indica (autocrítica del entrenador, olvido de este cuando los objetivos se tuercen, retirada del deporte) y otros detalles muy importantes en los que ambas partes, nadador y técnico están implicadas.
Colocarnos en la piel de los nadadores, apreciar como merece el trabajo que ejecutan a diario, alentar en su justa medida la dificultad de sus retos, la soledad en las derrotas y la dictadura del cronometro, son cualidades esenciales que los nadadores valoran y demandan de sus entrenadores.
A nosotros, los técnicos, nos corresponde estar a la altura de sus expectativas, orientarles por el camino correcto, estar junto a ellos en las duras y en las maduras, ofrecerles todo nuestro apoyo y respeto y esperar que nuestra labor sea merecedora de su aprobación y reconocimiento.
Le agradezco su interés y me gustaría que mis impresiones satisfagan de alguna manera su inquietud
Un saludo afectuoso
Agustín Artiles
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