Agustín Artiles Grijalba -Champi-
No hay nada más gratificante para un nadador modesto que obtener una victoria inesperada, derrotar al rival más difícil en el instante preciso y en el escenario soñado. Lograrlo el día que solo tú y el entrenador confían en que sea posible y cuando los rivales y tus propios familiares no apuestan un euro por ti.
De repente y como por arte de magia, todo con lo que habías soñado se hace realidad. Te conviertes en el centro de atención, en el héroe de tus sueños y además, con justo merecimiento. No te lo explicas, hace tan solo un instante te consideraban un paquete y ahora pareces el mismísimo Michael Phelps, el nadador más popular de la piscina y el que todo el mundo felicita. Así de grande e injusto puede ser a la vez el deporte, capaz de condenarte al más absoluto ostracismo, o premiar cuando todo parece perdido tu atrevimiento.
Un guiño especial para aquellos nadadores que hacen del corazón el lugar donde habiten los sueños, que logran con su coraje hacer realidad lo que parece imposible y, que a pesar de carecer de las cualidades óptimas para alcanzar triunfos destacados, son capaces de aprovechar sus virtudes y perseverar en sus intenciones, para alcanzar al menos su minuto de gloria.