Agustín Artiles Grijalba –Champi-
Hay recuerdos que por mucho que pase el tiempo se hacen más intensos y no dejan de sobrecogerte. Deseas con todas tus fuerzas que no sean verdad, que todo se trata de un mal sueño y cuando despiertes todo volverá a la normalidad. Lo malo, es que cuando reaccionas te das cuenta de que la realidad es más dura que el peor de tus presagios.
Cómo olvidar aquel día, Iván Maciuniak, hijo predilecto de la natación canaria y amigo personal, se marchó para siempre. Demasiado rápido, para los que le queríamos, ya no estaría más junto a nosotros y dejaba tras de sí una estela inmensa de dolor y un hueco imposible de cubrir.
Hoy en día, tú carisma sigue siendo enorme, no solo por la cantidad de trofeos y medallas conseguidos, sino por la calidad de tus pensamientos y tu categoría humana. Tu constancia y forma de ser te convirtieron en el compañero ideal para compartir una amistad, deseabas ser feliz y no cediste ni un ápice en tu empeño por conseguirlo. No importaba la naturaleza de los retos, si surgían cuando estabas dormido o despierto, si eran sencillos de alcanzar, o por el contrario requerían de mucho empeño y dedicación, lo que realmente te interesaba era lograr tus propósitos, alcanzar tus metas por complicadas que parecieran, o arriesgadas que pudieran resultar.
Iván, tenías el don de la sencillez y la generosidad de pasar desapercibido. Tus victorias se escribieron con el corazón y gozabas del cariño y la admiración de tus familiares y amigos, que hoy en día extrañan tu ausencia, te recuerdan más que nunca y jamás permitirán que tu memoria se pierda en el olvido.
En el aniversario de tu marcha quiero tener un recuerdo especial para tí, un abrazo enorme para tus familiares y la promesa de que allí dónde te encuentres, te llegará siempre nuestro aprecio.
Te queremos