Agustín Artiles Grijalba-Champi-
Si nos detuviéramos a razonar y a considerar detalladamente las habilidades y competencias que un entrenador de natación realiza asiduamente en su cometido, nos sorprenderíamos.
Entrenar nadadores no es fácil, implica entusiasmo y compromiso, además de los conocimientos inherentes de la profesión y la serenidad y consistencia imprescindible para llevar a buen puerto los objetivos.
Los entrenadores son los máximos responsables del futuro deportivo de los atletas a su cargo, son las personas que les guían hacia la victoria y animan a la consecución de sus retos y tienen una forma de ejercer su labor, propia y que les diferencia de los demás.
En líneas generales y simplificando al máximo enumero 3 estilos de actuar de los técnicos.
- Los que poseen una actitud autoritaria y en ocasiones se muestran inflexibles en sus convicciones. Indiferentes y hostiles con sus deportistas, sus juicios u opiniones no admiten discusión alguna. Obtienen por lo general grandes rendimientos, debido principalmente a la disciplina que imprimen a la preparación, pero cuando los resultados no acompañan pueden aparecer los problemas personales con los deportistas.
- Aquellos que se muestran más cordiales y receptivos, que tienen una mayor implicación con sus atletas y utilizan la motivación como arma esencial para lograr las metas. Poseen una actitud más cooperadora y se beneficiarán en ocasiones de un rendimiento más positivo de lo esperado.
- Los más complacientes, acostumbrados a improvisar y a dejar en un segundo plano la preparación de sus nadadores, lo que a menudo provoca que no logren alcanzar las prestaciones deseadas
Independientemente de cual sea nuestro estilo lo que siempre demandan y valoran los nadadores de su entrenador es la empatía, la capacidad de sentir o percibir lo que ellos sienten si estuvieran en su misma situación, la habilidad de colocarnos en su piel, apreciar como merece el trabajo que ejecutan a diario, alentar en su justa medida la dificultad de sus retos, la soledad en las derrotas y la dictadura del cronometro. Nosotros somos los líderes del grupo y nos corresponde estar a la altura de sus expectativas, orientarles por el camino correcto y esperar que nuestra labor sea merecedora de su aprobación y reconocimiento.
Lo que es evidente es que en el deporte como en la vida, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira. Todos estamos condicionados por una forma de pensar y actuar propia y en el caso que nos ocupa, por nuestras expectativas deportivas y por nuestra manera de ver y sentir las cosas
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[…] – La empatía del entrenador […]
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