Agustín Artiles Grijalba –Champi-
Hay una peculiaridad usual en los equipos que progresan más lentamente y otra frecuente en los que más deprisa lo hacen. En los primeros, cuando uno de sus nadadores/as logra victorias, es a menudo objeto de censuras y de reproches y en el segundo caso, de elogios y alabanzas
-Adaptado de Anxo Pérez-
En determinadas circunstancias te encontrarás con gente a tu alrededor que no paran de lanzar piedras sobre tu tejado, compañeros de entrenamiento o de profesión que desacreditan tu labor por celos o envidias, sin darse cuenta realmente del daño que hacen con ello al deporte y a su credibilidad.
Entienden equivocadamente el éxito como una amenaza y no comprenden que en la mayoría de las ocasiones su apoyo serviría para impulsar un futuro deportivo mejor para ellos. Por eso me gustan los nadadores que buscan soluciones cuando surgen los problemas, los que se atreven a fallar, no se lamentan y aportan ideas.
Es más, si tuviera la oportunidad de elegir los integrantes de mi equipo, una parte de ellos lo haría como cuando era pequeño y me tocaba elegir compañeros para el relevillo final del entrenamiento y no siempre escogía en primer lugar a los mejores y a los que más talento tenían, sino a los que consideraba mis amigos, los que levantaban la mano y se ofrecían y al compañero que nadie quería.
Me parece mejor contar con deportistas en el grupo que sé que me ayudarán a lograr las conquistas. Los que trabajan duro y son leales y aquellos que cuando sufren una derrota y no alcanzan los objetivos deseados tienen claro que todo no ha terminado, sino que es realmente cuando sus metas comienzan.
Para mí significa mucho más su compromiso que cualquier medalla y prefiero más vencer entre amigos que hacerlo frente a desconocidos, porque un pequeño éxito suyo me conmueve mucho más que la victoria de un extraño.