Agustín Artiles Grijalba – Champi-
Hungría siempre ha sido cuna de campeones. De allí salieron algunos de los mejores nadadores de la historia. Krisztina Egerszegi, Agnes Kovacs, Támas Darnyi, András Hargitay, situaron mientras nadaron a la natación magiar y mundial en cotas insospechadas y como no podía ser de otra manera, campeones como Katinka Hosszú y László Cseh, continúan actualmente fieles a su legado.
Halásztelek es una ciudad en el condado de Pest (Hungría), situada en la parte norte de la isla de Csepel, un enclave peligroso para los romanos durante su ocupación, debido a la inundación periódica del Danubio. Hoy sin embargo sus ciudadanos no deberán estar preocupados por ello y más que nunca estarán pendientes de uno de sus hijos predilectos, László Cseh, que tiene en la final de 100 mariposa una cita con la historia, sus temores y su pasado y buscará en Río lo que el destino siempre le ha negado.
La medalla de oro olímpica.
La gloria olímpica es caprichosa y a veces injusta. Implacable y cruel en sus decisiones, no distingue si tus virtudes te hacen merecedor de la mejor de sus sonrisas. A veces evitará recompensar tus méritos cuando más lo mereces y todo el mundo lo espera y en otras circunstancias preferirá corresponderte cuando ya todo parece perdido.
Tampoco diferencia cuál es tu nombre y mucho menos el color y el historial de éxitos de tu bandera, o simplemente si tus virtudes te hacen merecedor de la mejor de sus sonrisas. No valora ni comprende que seas un icono de nuestro deporte, que hayas logrado infinidad de medallas nacionales y que hayas representado a Hungría, en multitud de oportunidades, convirtiéndote en el sucesor y abanderado de una casta de campeón@s que hicieron las delicias de los aficionados allí donde nadaron
Mucho menos le importa que hayas subido a lo más alto del cajón continental en 31 ocasiones, que hayas logrado 5 medallas olímpicas, 4 records mundiales y más de 15 metales en campeonatos del mundo y que te hayas convertido por méritos propios en un referente de superación y excelencia para los que amamos este deporte, que admiran tus hazañas y que desean más que nunca verte en lo más alto de un podium olímpico.
La gloria te agasajará cuando lo estime conveniente.
En ocasiones convergen numerosas razones por las que un nadador te genera un sentimiento especial y sin embargo en otras no encuentras realmente motivos sólidos para encontrar una excusa que defienda esa sensación. László Cseh siempre tuvo para mí ese poder de atracción y misterio que suscitan ciertos campeones.
Tal vez su intachable historial deportivo, la increible versatilidad y consistencia, o la facultad para afrontar una mayor carga competitiva, que le permite a la vez rendir al máximo nivel en multitud de pruebas y distancias, en eliminatorias, semifinales y finales de una misma competición, con escaso margen de recuperación, unido a una técnica eficiente, influyan en ello.
Quizá se trate simplemente de otros aspectos más difíciles de cuantificar, de puro romanticismo y de mi forma de ser, vivir y sentir mi deporte y lo que realmente me motive es la posibilidad de verle por primera vez por delante de sus rivales en aguas olímpicas y que el destino en esta ocasión sea benévolo y justo y le reserve un lugar de honor en el olimpo.
Para los que aman la natación y para los que vibran con ella. Para los que le han visto siempre nadar y para los que lo hacen ahora. Para sus incondicionales y para los detractores. Para los que sueñan con la grandeza y nunca la alcanzaron. Para los románticos y tradicionales. Para los que compitieron a su lado y lo desearon. Para los pesimistas, que no creen en su victoria y también para los más optimistas, que aún sueñan con que sea posible.
Para ti, para mí y para todos vosotr@s
¡SIEMPRE LÁSZLÓ!
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