Agustín Artiles Grijalba –Champi-
No logro dormir, me encuentro hecho polvo y no consigo moverme en los entrenamientos. Estoy reventado y toda mi energía ha desaparecido como por arte de magia. Estoy triste y abatido y lo peor de todo es que al final no podré conseguir las metas propuestas.
Desconozco los motivos y no sé qué hacer para solucionar el problema. Los que me conocen saben que disfruto entrenando, que me encanta machacar duro y que no cejaré hasta lograr mis objetivos.
Algunos de mis compañeros me aconsejan que pare, que descanse y me recupere, que el tipo de entrenamiento que estoy realizando sin el control adecuado, por mi cuenta y sin un entrenador no puede ser saludable, que me empeño en trabajar al límite y ahora pago las consecuencias. Otros, sin embargo, me animan a insistir en mis metas, que ya vendrán momentos mejores, que soy un titán y que aumente incluso mis horas de preparación.
¡Pero, si ya entreno 6 horas diarias!
Por si no fuera suficiente nadie soporta mi actitud. Me dicen que estoy enfadado con el mundo y que todo me afecta, que no me pueden decir nada y que con cualquier comentario me vengo abajo y rompo a llorar. La realidad es que me siento quemado y cualquier acción que realizo se convierte en imposible. Mi rendimiento se ve afectado poderosamente por el agotamiento y tengo la impresión de que no volveré a ser el de antes.
¿Qué puedo hacer?
Tal vez tengan razón y lo más sensato sea que pare, que detenga la actividad y me tome un respiro. Que salga y me divierta y haga aquello que siempre he deseado y que también me motiva. Eso es lo que haré, recuperaré mis energías y buscaré la inspiración en otras actividades, seguro que de esa manera regresaré con más fuerzas.
¡El Ironman puede esperar!
Han pasado algunas semanas, te sientes mejor y poco a poco vas recuperando tus mejores sensaciones. La ilusión se refleja en tu rostro y te encuentras listo para regresar a los entrenamientos. Estudia la posibilidad de compartir tu preparación con la ayuda de un entrenador, él sabrá lo que te conviene en cada momento y te indicará lo que necesitas hacer. Tendrá en cuenta tus aptitudes y tus objetivos y planificará con esmero tus futuras actuaciones. Distribuirá correctamente tus cargas de entrenamiento y le dará a tu preparación el impulso y la seguridad que necesita.
Si no te lo puedes permitir, al menos acepta las siguientes sugerencias que quizá te puedan ayudar en los próximos retos:
- Ojo con los volúmenes de trabajo elevados y con la intensidad de las cargas. Recuerda que todos los deportistas no sois iguales. Cada uno de vosotros tenéis un umbral diferente de esfuerzo, respondéis de manera distinta a la misma sesión de preparación y no tenéis porque alcanzar la forma en el mismo momento
- Has estado parado durante un tiempo y quieres lograr alcanzar la forma rápidamente. No cometas ese error, la vuelta a la normalidad deberá ser siempre lenta, paulatina y uniforme, evitando grandes esfuerzos repetitivos y de larga duración e intensidad. Hay que aumentar la dificultad con precaución y gradualmente, siguiendo los principios lógicos que marca el sentido común.
- Huye de las metas irreales e imposibles de alcanzar que al final provocan desesperación, malestar y una enorme tristeza.
- Escucha a tu cuerpo, necesita regenerarse y requiere que le prestes la máxima atención, que te des cuenta que los esfuerzos indiscriminados, sin el reposo apropiado no solo perjudicarán el rendimiento sino también tu salud.
- Cuando sientas que tu organismo no funciona con normalidad y te advierta con indicios dañinos – agobios, desmayos, excesiva fatiga- para de inmediato y consulta al menos con un profesional lo que más te conviene. A lo mejor tan solo necesitas reducir la carga, o bien descansar uno o dos días. A veces estas pausas pueden suponer la mejor de las decisiones.
Fíjate bien en las sensaciones. No confundas el cansancio lógico de un esfuerzo con una sobrecarga superior a la que puede soportar tu organismo.
- Tus problemas personales y aquellas circunstancias que te puedan provocar un Stress mental y físico pueden influir muy negativamente en tu rendimiento. Presta a estos factores la importancia que se merecen y tenlos en cuenta para que no te afecten en demasía.
- Vigilar y cuidar la alimentación, te ayudará a proveer a tu organismo de las sustancias necesarias para el cuidado diario. Solo con una adecuada nutrición y un entrenamiento óptimo lograrás los mejores resultados. Los trabajos largos e intensos vacían los depósitos de glucógeno muscular y la mejor manera de restituir sus niveles es mediante una ingesta apropiada, basada especialmente en los carbohidratos, al tratarse de la principal fuente de energía a la hora de entrenar.
- Hidratación. Beber la cantidad de agua, mejoradas con electrolitos durante la sesión de trabajo nos ayudará también a mantener una buena hidratación y la aportación a nuestro organismo de las sales minerales necesarias, asegurará un buen funcionamiento.
Estas propuestas, el control eficaz de la frecuencia cardiaca durante el esfuerzo y el descanso, la vigilancia idónea del estado físico, las horas de reposo y la utilización de medios que faciliten una recuperación más rápida- masajes, sauna, baños de contraste- pueden ser ayudarte también en tus proyectos
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asverdesgranada.blogspot.com.es/2010_04_01_archive.html
La gráfica de la vida se suele asemejar a la de cualquier índice bursátil, altibajos incluídos. Si en los momentos no tan buenos deportivamente hablando se procura poner en práctica sus consejos, los resultados se verán muy mejorados logrando un punto de inflexión a partir del cual se pueda llegar a cambiar el sentido negativo de la gráfica, con la consiguiente satisfacción personal.
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