UNA MIRADA CONSTRUCTIVA DEL NACIONAL ABSOLUTO Y JÚNIOR DE MAIRENA 2018

Agustín Artiles Grijalba -Champi-

El Campeonato  Nacional  Absoluto-Júnior de natación, celebrado en Mairena dio para mucho. En el plano estrictamente deportivo sirvió para ver competir a los mejores nadadores y nadadoras del país y también para analizar nuestros progresos, comprobar si realmente avanzamos por el camino correcto, o tal vez en algunos aspectos lo hagamos por uno más empedrado.

Vale la pena observar que a pesar de haber un aumento en la participación del número total de clubes y nadadores en los tres últimos años hay detalles que no varían, que son evidentes y que preocupan al personal. Cada vez son más más los chicos y chicas que abandonan y se quedan por el camino en el último año de edad Júnior, aunque curiosamente podemos verificar que en esta edición hubo 66 nadadores más en categoría absoluta y 15 en la Júnior, con respecto a la temporada anterior.

Todos somos capaces de enumerar algunas de las razones por las que esto sucede. Es uno de nuestros grandes problemas y en mi opinión estamos de alguna forma obligados a aportar y encontrar soluciones que mitiguen esta criba. Deportistas que renuncian como dije a sus metas por multitud de motivos, que ya expuse en otros artículos. Razonables en ocasiones y en otros casos por qué no decirlo, por una cierta escasez de miras, una gradual ausencia de espíritu de superación y de atrevimiento ante las adversidades, que sorprende, entristece y hace cuestionarnos a muchos que estamos haciendo mal y qué medidas eficaces podemos tomar para remediarlo.

Me gustaría averiguar la clave de nuestros errores y en donde se encuentra también ese antídoto mágico que detenga  de golpe el problema, o al menos lo amortigüe.  Me detengo a pensar por qué motivos algunos nadadores que a priori lo tienen todo (al menos eso parece) sienten que no tienen nada, parecen desnutridos de recursos y argumentos y al menor obstáculo, se convierten en cómplices del problema, se rinden, renuncian a luchar por sus objetivos y huyen despavoridos por el esfuerzo y el compromiso que representan

Permite darnos cuenta de donde estamos, a qué velocidad nadamos y si de alguna forma seguimos anclados en un conformismo,  no exento de cierto desencanto, esperando que suceda un milagro y surjan campeones que con su talento y sus brazadas tiren del carro y nos den una vez más esperanza y abrigo.

El campeonato es útil además para poder escuchar las quejas desmedidas de algunos muchachos que pagan y culpan incluso de su bajo rendimiento, como no podía ser de otra manera a su preparador y curiosamente también y en determinados casos a sus seres queridos. Familiares, que hace poco celebraban los triunfos de sus retoños, pensaban que tenían en casa un campeón en ciernes y de repente se convierten en el escudo donde se cobijan sus malos modos, que pagan los platos rotos de un mal día, o racha de resultados con ellos, como si fueran los que culpables de su mala actuación.

Padres con buenas intenciones, presos y acorralados en algunos casos (los menos) por los caprichos de sus hijos, solos ante una situación que no comprenden y altera su actividad cotidiana, que no saben cómo actuar, que necesitan y encuentran generalmente un culpable con crono, como remedio a un problema que les atañe y desborda. Que observan preocupados la actitud negativa de  unos muchachos, incapaces de entender lo evidente

Las  metas necesitan alimento, saborear y absorber fracasos que espoleen el orgullo y pongan a prueba tu ilimitada impaciencia, similar a las de aquellos rivales,  atrevidos, plenos de compromiso, e infinita paciencia.

Da incluso para comprobar la intranquilidad de algunos técnicos. Profesionales que no sabemos siempre cómo reaccionar y donde meternos ante las exigencias, a veces desmesuradas de un entorno deportivo que nos exige el 100% de nuestra alma, a cambio en multitud de ocasiones de ingratitud y malas palabras

Pero hay más preguntas a las que no hayo respuestas:

Me cuestiono si le damos el suficiente valor a nuestro Campeonato Nacional de verano. Hay una impresión en el ambiente que cuando finaliza el Open de primavera, muchos nadadores cuelgan el bañador y las gafas hasta la siguiente temporada. No dejan de entrenar,  pero quizá apagan sus motivaciones, como si no fuera lo suficientemente ilusionante como para prepararlo como en mi opinión sin duda merece.

Me pregunto también si no sería mejor para nuestra natación  que todos los mejores nadadores del país estuvieran presentes en la competición. De esa manera los clubes participantes podrían contar en sus filas con todo su arsenal deportivo,  en su afán de conseguir el mejor resultado posible en la clasificación final por escuadras, de una competición que premia al final del acto, el esfuerzo y trabajo de toda una temporada y en el que algunos de sus conjuntos se ven privados de pelear en plenitud de condiciones, por la ausencia de su nadadores bandera.

¡Ganaríamos todos!

Quizá yo esté desfasado, viva en la ignorancia, pero lo único que me mueve es crecer y potenciar mi deporte, LA  NATACIÓN,  mi  pasión y cobijo. Un equipo Nacional potente,  unido y  flexible, en los que nadie camine por libre. En el que todos tengamos un hueco, la oportunidad de aportar y aprender y en el que los verdaderos protagonistas sean siempre los nadadores y sus esperanzas deportivas

Imágen

https://www.vavel.com/es/natacion/2016/05/27/652174-trofeo-villa-de-mairena-2016.html

 

 

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