Agustín Artiles Grijalba -Champi-
Me duele decirlo. En los 40 años que llevo de entrenador, me cuesta recordar momentos en el que todos hayamos trabajado juntos, en una sola dirección.
Debe figurar de serie en nuestro ADN. A menudo, protestamos y criticamos mucho y aportamos poco. Parece que nunca estamos conformes con nada. Es como si estuviésemos en posesión de la verdad absoluta. Por qué no decirlo, vamos todos un poco a nuestra bola.
Es cierto que la profesión de entrenador es muy complicada, está poco considerada y mal retribuida. Hay técnicos muy capacitados y profesionales, poco reconocidos y escasamente profesionalizados, que trabajan a menudo en condiciones laborales y de preparaciones impropias y precarias, para la importancia que se les presupone y sin embargo se les exige como si gozaran de todos los privilegios necesarios para ejercer su actividad:
- Técnicos, que tienen a su cargo un número muy elevado de deportistas, entrenando a la vez, que hacen malabares para ejercer su labor (No es raro ver a 30-40, al mismo tiempo), lo que perjudica la preparación y el rendimiento
- Que en muchos casos cuentan con poco espacio de entrenamiento y demasiados nadadores por calle (10-15 en piscina corta). A veces, incluso más.
- Chicos, entrenando juntos y mezclados en la misma calle de la piscina, con diferentes niveles, edades y objetivos en perjuicio de todos ellos.
- Poca o nula especialización. Todos entrenan lo mismo, sin tener en cuenta sus necesidades individuales. Fondistas con velocistas Bracistas con espaldistas. Infantiles con absolutos. Salvo aquellos que gozan de los medios. óptimos de preparación para ello ( instalaciones, técnicos especializados, objetivos comunes).
A pesar de todo lo expuesto, también me parece justo señalar que nosotros también somos parte importante del problema, tenemos nuestra cuota de responsabilidad, debemos ejercerla y apreciar todavía más nuestro trabajo.
- Aseguramos sin pudor que trabajamos para el futuro, que nuestras metas van encaminadas a largo plazo, pero la realidad no me parece que sea esa.
- Creo, que a menudo trabajamos para el éxito del momento, sin mirar mucho más allá. Ni tan siquiera a medio plazo.
- A veces (no siempre) lo que le suceda al nadador en el futuro, cuando llegue a la universidad ya no nos interesa tanto, porque ya no entrenarán con nosotros. Una forma de reaccionar y actuar muy interesada, pero también muy habitual y que da que pensar.
» Importa que rindan con nosotros, el futuro es ahora. El entrenador que venga después, que espabile. Ya no será mi problema»
- Tampoco veo que trabajemos en línea con los intereses del equipo nacional, lo que no significa que sea tan solo cuestión nuestra, pero sí responsabilidad de todos. De conocer y valorar más nuestra opinión, de contar con mayor respaldo. En definitiva, Ir más de la mano, por el bien y la salud de la natación.
Situaciones que no han variado demasiado con el paso de los años y se repiten como antaño, que en mi opinión perjudican a la natación, lastran nuestras posibilidades y el rendimiento de nuestros atletas y me hacen sentir cómplice de ello. Lo peor de todo es,
Casi siempre conocemos las causas. Sin embargo, no somos capaces de hallar soluciones positivas que lo remedien.
Tampoco es que mostremos demasiado interés por evitar que sucedan. De alguna manera, es como si tuviéramos miedo a los cambios y estos representaran una seria amenaza hacia nuestro trabajo, bienestar personal y reputación, cuando lo que realmente provoca, bajo mi punto de vista es que nos instalemos en un nefasto y peligroso conformismo.
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https://www.jcprd.com/1271/Shawnee-Mission-School-District-Aquatic-