Agustín Artiles Grijalba -Champi-
Vaya por delante que el siguiente texto es tan solo una reflexión sobre una realidad que nos atañe y que todos los años tenemos que afrontar, aunque a veces no nos agrade, cuando algunos de nuestros nadadores marchan a entrenar a otros países, generalmente a USA, con la sana intención de poder compaginar mejor educación y preparación, con un contundente recurso
“Si no nos va bien deportivamente, al menos aprenderemos un idioma, entrenaremos junto a los mejores y viviremos grandes experiencias ”
Nadadores que eligen la opción de marcharse, simplemente porque ven en ella la mejor posibilidad de satisfacer sus necesidades deportivas y académicas, aún a sabiendas de que en nuestro país y con nuestro técnicos obtuvieron grandes resultados que ahora les permiten obtener una beca.
Opción tan loable como la de los deportistas que eligen quedarse porque aquí se encuentran a gusto en su entorno familiar y son capaces de brillar al más alto nivel, a pesar de los condicionantes. 2 opciones, diferentes maneras de ver y sentir las cosas, igual de respetables, con un deseo y nexo en común,
Que la natación española salga beneficiada y sea más poderosa
13 años, primera medalla en un nacional alevín, promete. 16, internacional Infantil, menudo crack. 18 años, el crack que tanto promete quiere ir a la universidad, seguir entrenado al máximo nivel, en un entorno deportivo y académico más competitivo y privilegiado. Justo lo que ha soñado y tanto le gustaría.
Si cree que no encuentra en el país las facilidades que busca, si entiende que existe una descoordinación entre las estructuras técnicas y académicas, que le perjudica, si las cargas de entrenamiento y la presión competitiva son lógicamente mayores, es normal que se preocupe y desmotive por no poder realizar al máximo nivel su actividad deportiva favorita y se pregunte qué es lo que más le interesa.
Siente que es el momento de tomar una decisión drástica y atrevida para seguir adelante y poder conciliar formación y entrenamiento, que seguramente en algunos casos no nos guste ni estemos de acuerdo con ello. Probablemente en algunos casos, por no ser capaces de ponernos en el lugar de ellos y de semejante decisión.
Una historia que se repite una y otra vez, un éxodo cada vez más frecuente. Una responsabilidad de todos y una cuestión por la que no quiero ni debo posicionarme, al tratarse de una decisión estrictamente personal y familiar.
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