Agustín Artiles Grijalba -Champi-
Durban es una ciudad de Sudáfrica situada a orillas del océano Índico, la tercera más grande del país después de Johannesburgo y Ciudad del Cabo. Allí residen dos de sus más conocidos equipos de rugby, los Natal Sharks y los Sharks, que comparten el “ABSA Stadium”, conocido anteriormente como Kings Park Stadium, cuya capacidad ronda las 52.000 personas.
Fue sede del Mundial de futbol 2010 y tiene el privilegio de contar entre sus deportistas más afamados con Chad le Clos (12/04/92), nadador que tuvo el honor de vencer a Phelps en la final olímpica de 200 mariposa de Londres 2012, triunfo que intentaría reeditar sin éxito posteriormente en Río 2016, Juegos en los que se colgó dos medallas de plata en 200 libre y 100 mariposa.
Una carrera que pervivirá en los anales de la historia de la natación con una remontada épica por parte del sudafricano, que a falta de un único largo era aventajado por Phelps en 58 centésimas y a pesar de ello consiguió terminar en 0.29.20, adelantando en la brazada definitiva al norteamericano por tan solo 5 centésimas de segundo.
Le Clos siempre me pareció un campeón pícaro y táctico, de enorme experiencia y gran estratega que te la puede liar en cualquier momento y cuando menos lo esperas.
Quizá yo pudiera estar equivocado y simplemente se trate de una impresión personal (ya saldré de dudas en la final) pero la táctica empleada en la semifinal del doble hectómetro celebrado hace tan solo unas horas en Japón me parece un calco a la utilizada en la semifinal del mundial de Budapest 2017, una carrera planificada al milímetro y en donde empezó a gestar la medalla de oro.
Una semifinal que pudiera ser un ensayo previo e intencionado para la gran final, en la que no ha dudado en marcar un ritmo suicida desde el inicio, con la intención en mi opinión de “probarse y despistar a sus rivales”, supuestamente venirse abajo en los metros finales y mostrar a la cámara y a sus adversarios una rostro afligido y fatigado.
De esa forma, dar una información equivocada y sacar tajada en una prueba que domina a la perfección y en la que hay un favorito indiscutible por encima del resto y a priori invencible, el húngaro Kristof Milak, y que no ha dudado en pasar 23 centésimas más rápido que él, hoy en Tokio.
Lo que sucedió entonces en Budapest 17 es que compitió de la misma manera en la final, con la gran diferencia de que en los últimos 50 metros termino 1.75 segundos más rápido que en las semifinales, demostrando que para nada carecía de fuerzas, como así dio a entender. Nadando con unos tramos similares en tiempo, batidos subacuáticos y brazadas y un excelente crono de 1.53.33 que le valió el título de campeón del Mundo.
¿Nadará de la misma manera que en Budapest 17. o será más conservador?
Imágen
- citizen.co.za. Chad le Clos