Agustín Artiles Grijalba -Champi-
El protagonista de esta historia es un joven nadador de 14 años, 1’85 centímetros de altura y una gran envergadura, que no para de ganar y crecer. Entusiasmados, su entorno familiar y deportivo le augura grandes éxitos y le comparan sin rubor con los grandes campeones.
Es un fenómeno, con 17 años será campeón de Europa Júnior y más adelante finalista olímpico
De repente, un día el futuro campeón deja de crecer y vencer. Sus marcas se estancan, se siente aburrido y frustrado y el futuro se torna más difícil. Su estilo ya no es tan fluido y el chico no parece el mismo, sus actuaciones se cuentan por derrotas y la presión por agradar a su entorno más cercano y su glorioso pasado le asusta y le minan la moral.
Nunca aprendió el significado de la palabra “perder” y cuando al final la conoció desconoce qué puede hacer.
Ya no es aquel chaval atrevido, al que cubríamos de halagos y ahora sin ningún pudor damos de lado y olvidamos. Con tan solo 18 años su carrera se ha estancado, apenas nadie apuesta un euro por él y se siente abandonado
A veces los deportistas sienten que no importa lo buenos que hayan sido si en un instante determinado no dan la talla y que todo lo que hayan hecho anteriormente se perderá en el olvido. Perciben que solo vale ser el primero, cuando la realidad dicta que ganador solo puede haber uno
Unas expectativas exageradas que a veces realizamos y que venden mucho, pero que cuando no se consiguen, dañan mucho. Unas promesas alimentadas de imprudencia que hay que nutrir de responsabilidad y trabajo.
De lo contrario, esa promesa que tanto promete al final se compromete
Imágen