Agustín Artiles Grijlaba –Champi-

A veces el destino es caprichoso y la mala fortuna nos juega una mala pasada. Cuando todo parece ir sobre ruedas y estamos a punto de lograr nuestros objetivos deportivos, una inoportuna  caída, un desafortunado movimiento, o cualquier otra eventualidad dan al traste con todas las esperanzas del nadador. Irremediablemente todo por lo que habíamos trabajado se derrumba y deja paso a la desesperación y la frustración, al tratarse de un accidente estúpido, pero que echa por tierra cualquier opción de competir, con la lógica impotencia.

Hay lesiones que se producen de manera fortuita y nada podemos hacer, otras por movimientos y acciones repetidas constantemente sin la técnica adecuada, también por no guardar las medidas apropiadas de seguridad, e incluso por no haber calentado correctamente, pero otras se deben al descuido,  la mala suerte y se producen de la manera más tonta y en la mayoría de los casos podrían ser evitadas con un poco de sentido común.

Torceduras de tobillo, heridas, quemaduras, magulladuras, golpes fracturas, contusiones, son tan solo algunas de ellas y en ocasiones sería conveniente ser más precavidos para evitar que sucedan. La siguiente lista es un ejemplo de algunas de ellas, sobrevinieron por una torpeza y de la forma más ridícula. Con el tiempo las recordamos con cariño e incluso sonreímos o nos partimos de risa al recordarlas, pero en el momento de producirse nos dejaron fastidiados.

• Arrancamiento de espina tibial, originada por una caída de un toro mecánico en la feria de tu ciudad, que da con tus huesos en el hospital y provoca que te escayolen.
• Puñetazo en el pomo de la ducha el día anterior a un campeonato de España, practicando boxeo con tu compañero, que te fastidia los nudillos y te impide nadar.
• Golpe violento a la placa de llegada por no estar satisfecho con la marca obtenida en una competición
• Quemaduras con el tubo de escape de una moto
• Torcedura de tobillo, bailando el baile del serrucho
• Cortes en la mano por rotura de cristal
• Un resbalón en tu casa por el piso recién fregado.
• Latigazo con una goma quirúrgica en los muslos y en tus partes nobles, al romperse esta cuando practicamos velocidad asistida.
• Fractura de dedo por golpe en la pared en la llegada de espalda
• Manotazo en el ojo del compañero mientras entrenas.
• Caída de un disco de la barra de pesas en el pie de un compañero
• Daños en el dedo al tirar de la corchera en espalda
• Choque de cabezas. Hospitalización de un nadador que al lanzarse de cabeza en el calentamiento de una competición cae encima de  otro compañero que e se acercaba a ejecutar el viraje
• Puntos en el dedo por accidente al realizar press de banca
• Dedo torcido jugando al baloncesto
• Lesión de rodilla jugando al futbol
• Dolor de espalda provocado por hacer el bestia practicando el juego del «Churro»
• Rotura de fibras en el aductor en el último sprint de 25 braza, previo a un Nacional.
• Golpe de calor y quemaduras por exposición prolongada e inadecuada al sol.
• Empujar a un nadador al agua cuando está despistado, con la mala fortuna de caer encima de un compañero

Todos ellos son accidentes verídicos y sucedieron en algún momento de mi carrera deportiva. Seguro que a vosotros también os han pasado algún tipo de contratiempos similares y quizá os apetezca contarlos.

Y tú, ¿Cómo te lesionaste?

Imagen:

EL DEDO DE HÉCTOR

No es una peineta, incluso nuestra sonrisa de la foto engaña la realidad. Al  nadador solo se le ocurrió hacer prácticas de boxeo en la ducha de la piscina después del último entrenamiento, previo al Campeonato de España Infantil, con las consecuencias que se aprecian, dedo hecho puré y 1 mes de baja. Ya en frío, nos lo tomamos a broma, pero entonces.no nos hizo ninguna gracia.