Agustín Artiles Grijalba –Champi-

Parte 1/2

Son tus mejores amigos y no pueden entender que no vayas al botellón con ellos. Se lo van a pasar de muerte y tú mientras tanto te irás a dormir temprano para estar a tope al día siguiente y practicar tu actividad deportiva favorita.

Te presionan tanto que dudas si estás haciendo lo correcto, si no eres un bicho raro y estarás equivocado. Insisten una y otra vez y como ven que no pueden convencerte te dan la estocada final, e incluso te humillan ante la mirada atenta de la chica que más te gusta.

Déjale que se vaya  a casita, tiene que entrenar temprano y además los tíos que  ni fuman, ni beben, ni van con mujeres, no son de fiar.

¿Cuántas veces escuchaste una frase similar?

Quizá piensen que lograron sus propósitos, hirieron tu orgullo y de paso hicieron que te sintieras desplazado, pero lo que no pudieron imaginar era que tu personalidad y tus prioridades sean más fuertes que cualquiera de sus opiniones, que al final no se salieran con la suya y te dejarías influir por ellos. En el fondo valoran tu postura,

Saben que eres responsable y que no son capaces de ser como tú, que tu decisión fue la correcta,  les incomoda y deja fuera de juego.

Situaciones y frases como estas son habituales en el deporte y la natación no iba a ser ajeno a ellas. Da lo mismo si proceden de un deportista enojado, de unos padres defraudados o de tu propio entrenador, que no encuentran la manera de dar en la tecla que active tus energías. En otras ocasiones se realizan por falta de tacto, desconsideración, ignorancia, falta de empatía u otras razones que vendrán determinadas por la personalidad, forma de pensar y de actuar de cada uno.

Nos producen en muchos casos enfado e indiferencia y de alguna manera ejemplifican la opinión que para cada persona tiene nuestro deporte.

A continuación os dejo algunas de ellas:

• Lo primero son los estudios, la natación no te dará de comer.
• Ya entrenaré bien más adelante, queda mucho tiempo para el campeonato.
• Mi hijo no es bueno, no lo conseguirá.
• Con tu edad yo me comía el mundo.
• No puedo, es muy difícil.
• Sois unos señoritos, nosotros nadábamos con el agua helada y no nos quejábamos.
• Mira como nada fulanito. No como tú, que te mueves de un lado a otro.
• Si bajas de marca te compro el bañador.
• Podrías haberte esforzado más en los últimos 50 metros.
• A ese te lo comes con patatas fritas.
• No puedes hacerlo, déjalo ya.
• Todavía te queda mucho camino por recorrer para ser mejor que yo.
• Para que voy a ir a verte competir, si siempre llegas el último.
• Tú hermano nada mejor que tú.
• La natación es un deporte muy sacrificado y aburrido.
• No vayas a entrenar, por un día no pasa nada.
• Otras veces te vi nadar mejor.
• Solo importa ser primero, los demás son unos perdedores.
• Dile a tu entrenador que te corrija los virajes.
• No tienes sangre en las venas. Échale más huevos.
• Ese no es mejor que tú, eres un pardillo.
• Entrenador, mi hijo es espaldista, ¿Por qué tiene que nadar 100 braza?
• Dale caña, eres mejor que él.
• Si le tienes que dar una torta a mi hijo, te doy mi permiso.
• ¿Por qué tengo que hacer tantos metros de entreno, si tan solo nado 100?
• Menudo paquete eres, dedícate a otra cosa.
• Con la natación no se gana dinero.
• Si no apruebas te quito de natación.
• Tu entrenador no tiene ni idea, solo se preocupa por los mejores.
• Entrenas demasiado, no tienes vida social
• Dile a tu entrenador que te quite una prueba, así estarás más fresco.

¿Os suenan?

La desconsideración, falta de humildad y desprecio al rival, los celos infundados y la necesidad de autocrítica son factores que también influyen y que en determinadas circunstancias se encuentran  entre las posibles causas.