Agustín Artiles Grijalba –Champi-
Durante años has sido el mejor nadador de tu equipo, el que más medallas ha conseguido y el único capaz de lograr todas las mínimas para participar en los campeonatos nacionales. Eres una máquina, al menos eso dicen tus compañeros y rivales que no dudan en elogiar tus conquistas a la menor oportunidad.
Últimamente las cosas no van tan bien, las marcas se resisten y por si fuera poco uno de tus compañeros de club comienza a destacar en los entrenamientos, incluso se atreve a nadar con cierto éxito pruebas y estilos en los que en principio no contaba.
Los elogios de los compañeros cambian poco a poco de dirección, las felicitaciones del entrenador por su esfuerzo y dedicación son frecuentes y aunque no tienen ninguna malicia e intención, a ti te envenenan. No importa si a ti también te felicita por tu entrega, la pelusa y el rencor se apodera de ti y no dudas en criticar y ridiculizar a tu compañero a la menor ocasión y ponerle la zancadilla si fuera preciso.
“La envidia es un rencor tan grande que difícilmente se puede parar, un resentimiento infinito que nada parece calmar, los celos te ciegan y ahogan, robándote la felicidad”
A veces nos encontramos en el grupo con nadadores muy capacitados y que no consiguen sacar al exterior todo su potencial, por falta de atrevimiento, o simplemente por la presión tan fuerte que ejercen sobre ellos las opiniones de los demás. De alguna manera necesitan permiso para ser brillantes y así poder alcanzar sus metas, sin ser mal vistos. Para ello no dudan en reprimir sus aptitudes y dejan pasar oportunidades para las que están preparados, tan solo por el temor a no ser aceptados y evitar de esta forma ir en contra de alguien como en el caso expuesto, o de una parte que tiende a castigar el talento, que les exige la mediocridad absoluta y por supuesto no desviarse del rumbo trazado.
“No vayas tan fuerte, eres un pelota”
Los mismos que critican sin piedad las cualidades de sus rivales, juzgan sin miramientos las facultades de otros compañeros y si es posible, les ponen todo tipo de obstáculos para que estrellen sus intenciones.
Mira este…
se creerá que porque ha bajado del minuto me va a ganar.
¡Menudo imbécil!
Los celos deportivos, aunque poderosos, no deben ser nunca un impedimento para demostrar tu pujanza. Que nadie anule tus sueños, no le hagas el juego a los que juzgan sin pudor tus facultades. Decídete a ser grande y dale una oportunidad al talento, a esa fuerza interior que posees ye está deseando salir a tu encuentro. No permitas que las dudas y las críticas acobarden tus intenciones y deja que tus opciones brillen con luz propia.
Se trata tan solo de un sentimiento de rabia y resquemor que actúa como un virus y que castiga sin piedad a quien lo padece, que refleja sus frustraciones, que pone en evidencia sus carencias y retrata sus intenciones.
Seguro que a muchos les gustará como eres, lo que haces y como lo haces, aunque lo principal es que te guste a ti y tengas claro hacia dónde se dirigen tus objetivos. Te invito a que aprendas a valorar el éxito ajeno como si del tuyo se tratara. Descubre y reconoce aquellas habilidades que permiten a otros alcanzar la excelencia y recuerda:
“Todo aquello que envidiamos nos derrota, lo que admiramos nos hace mejores y nos permite construir nuevas ilusiones”
Con este texto intento describir una situación particular que se da a veces en cualquier actividad deportiva, que podría parecer incluso un poco exagerada y tampoco es lo más habitual. La inmensa mayoría de los deportistas comprenden que estas situaciones y otras propias del deporte forman parte del proceso de maduración y tampoco son muy distintas a las que encontrarán en su realidad cotidiana fuera de la piscina.
Imágen
Entrenamientos, opiniones, análisis y mucho más. 