Agustín Artiles Grijalba -Champi-
Hubo una época en la que no existía internet, en el que la información técnica sobre nuestro deporte llegaba con cuentagotas y evidentemente casi siempre en inglés. En nuestro país había entrenadores muy curiosos e inconformistas, que tenían la sana intención de aprender, de querer ser mejores y de esa manera conseguir que sus nadadores también lo fueran.
Los técnicos que no dominaban el idioma se las ingeniaban para conseguir su objetivo como mejor podían. Si Mark Spitz en los años 70 hacía múltiples series y repeticiones de 100 metros y nos enterábamos, al día siguiente nuestros nadadores seguramente harían lo mismo, porque así lo decían los que sabían y sobre todo porque para copiar al pie de la letra la parte de entrenos, no había que saber demasiado inglés.
Si alguien se hacía con una publicación, generalmente americana, buscaba algún conocido que les tradujese esos datos que consideraban vitales para sus intereses deportivos y copiar por así decirlo esos bloques de series tan fantásticos que realizaban en sus países y que les hacían ir tan rápido en la piscina.
Algunos de aquellos técnicos españoles fueron auténticos visionarios y aunque pudiera resultar increíble por entonces, muy generosos. Entrenadores adelantados a su época, auténticos soñadores que imaginaron e inventaron por entonces su propio “Copia y pega”, que no les importó compartir sus conocimientos para mayor beneficio de todos, que publicaron numerosos libros y tradujeron artículos a nuestro idioma y que gracias a ellos tanto aprendimos y debemos.
Una época en la que si salía un libro extranjero y de Fernando Navarro a la venta, acudíamos rápido a comprarlo. Si alguno de esos técnicos afamados venían a algún congreso de la ANEN, llenaban las salas de profesionales y aficionados entusiastas, ávidos de escuchar nuevos conocimientos y de comprender cómo era posible que un campeón italiano realizara 3-4 sesiones de altísima intensidad por semana en el segundo macrociclo de la temporada, o averiguar los supuestos motivos por el que los nadadores de la extinta DDR no eran capaces de obtener los mismos resultados que las mujeres.
Era nuestro momento, queríamos estar en la cresta de la ola y ejercíamos el simple y maravilloso derecho de mostrar nuestro entusiasmo. Aprender de los mejores para saber más y ser más eficientes. Generosidad y empatía para compartir conocimientos con nuestros compañeros, sin apenas medios. Creatividad, improvisación e ilusión en terrenos desérticos. Bendita locura
Me pregunto si hemos sabido corresponder y exprimir realmente todos esos conocimientos adquiridos con el tiempo en nuestro beneficio y si la respuesta es negativa me cuestiono por qué no hemos sido sido capaces hacerlo y así aprovechar la profesionalidad y sabiduría de nuestro técnicos y encontrar entre todos el verdadero camino, el nuestro, que quizá esté más cerca de lo que pensamos.
Puede que la siguiente historia tenga algo que ver,
Hace 40 años, en Moscú 80 el nadador Ruso Vladimir Salnikov realizó una de las mayores gestas de nuestro deporte, se convirtió en el primer nadador en romper la barrera de los 15 minutos en la prueba de 1500 Libre, con parciales prácticamente idénticos. Todos de alguna manera queríamos emular la hazaña y 40 años después, aún no hemos logrado que alguno de nuestros nadadores rebaje ese tope.
En la década de los 80 conocimos también cómo se las gastaba uno de sus compañeros de selección, Dimitri Volkov, que nos mostró sus potentes salidas de braza, con la que atrás a todos sus rivales dejaba. Los puros interminables de sus últimos metros, en los que llegar a la pared se hacía angustioso y mucho más que un reto.
Por si no fuera suficiente honor, la escuela Rusa nos presentó a su camarada Pankratov, un prodigio de una nueva técnica subacuática, con salidas y virajes interminables por debajo del agua que gustaban un montón, que no pocos intentaron imitar y solo unos pocos agraciados lo pudieron con éxito lograr.
Qué deciros de Popov, el más grande y humilde campeón que nos encandiló en Barcelona 92 y que 8 años después en Sidney 2000, el “modesto” Gary Hall intentó destronar y por caprichos del destino y del Zar, solo pudo palmar.
Salnikov, Volkov, Pankratov, Popov, no rimaban con López ni Fernández, pero sí lo hacían con “molotov y eso además de sonar a cóctel, molaba mogollón.
Pensábamos que si aprendíamos de ellos ya estaría todo hecho, los retos serían más fáciles, forjaríamos campeones y ya sabríamos de planificación un montón. Sus brazadas serían nuestro modelo a seguir y si nos interesábamos de verdad por los secretos de sus éxitos, lo tendríamos todo hecho.
Pasaron los años y excepto unos pocos de los nuestros, que siempre daban el callo, seguíamos sin saber a qué nadábamos. No pasa nada, buscaremos un nuevo destino, en el qué ilusionarnos con más tino. Nos fijamos en los magiares, que siempre eran pocos, pero auténticos titanes, e hicimos nuestros planes. Lástima, por poco
¿Qué tal la bella Italia? Se parecen a nosotros y encima sus nadadores destacan.
Fioravanti, Boggiatto y Batistelli, entre otros y ahora en el nuevo siglo Federica Pellegrini, el Pipo Magnini y qué os voy a contar del fondista Detti y su colegi Paltrinieri
Todos, a la de una, a la de dos y a la de tres, ¡Forza Italia!
Nada, ni con esas, mira que nos cuesta arrancar. Francia será nuestro próximo, modelo, por algo tienen un gran relevo. Casi ganan en Pekín a los americanos y en Londres lo lograron. Si lo imaginamos y les copiamos, seguro que lo petamos.
Rusos, Húngaros, Italianos, Franceses y ahora con Adam Petti
¡Un Hurra por los ingleses!
Nada, ni con esas, trajimos al Tito Bill y aunque lo intentamos y los apuntes copiamos, parece que sus estupendas enseñanzas en nuestra natación apenas cuajaron.
Seguramente yo esté equivocado, pero creo que fijarnos en el modelo de preparación de los países que más medallas y títulos consiguen está muy bien y es fundamental para potenciar nuestros intereses deportivos, aunque no siempre me parece la solución más acertada a nuestros problemas.
Creo que es más efectivo encontrar un modelo, el nuestro, que se adapte más a nuestras necesidades, potenciarlo, apoyarlo al máximo, sin fisuras, sin por ello dejar de aprender de otras potencias mundiales, con culturas y diferentes formas de ver, sentir las cosas y de entender vida y deporte.
Tal vez todo sea más simple y el verdadero problema radique en nosotros, en nuestra propia cultura de esfuerzo y en ser más exigentes y ambiciosos con nosotros mismos. A lo mejor de autocrítica y empatía, ya que a veces cuando un éxito logramos enseguida nos aupamos y nos creemos australianos y cuando por el contrario palmamos, la culpa siempre la tiene el contrario
Independientemente de los motivos, lo que si creo es que,
No hay un solo camino para llegar con éxito al destino y lo mejor de todo es que el nuestro puede ser igual de válido, con trabajo y mucho tino.
Imágenes
Foto2: Revista crol
Sergi López junto l campeón olímpico Mike Barrowan, con quien compartía entrenamientos y su entrenador Húgaro, Norbert Rózsa
Foto 3: COE . Natación
Fernando Navarro, profesor y entrenador, a quien nunca le impidió compartir todos sus conocimientos científicos para el beneficio de todos