Agustín Artiles Grijalba -Champi-
El protagonista de este relato no es un entrenador cualquiera, aunque por inconcebibles razones en ocasiones sea tratado como si así lo fuera. Durante años ha pulido con esmero y dedicación las cualidades de sus deportistas y además lo ha hecho en condiciones precarias, sin alardes ni aspavientos.
Cada agosto, cuando termina la temporada la incertidumbre llama a su puerta. Sabe que algunos de sus nadadores más destacados están siendo tentados por otros clubes, generalmente más poderosos, que ven en ellos la oportunidad de potenciar su equipo y por qué no decirlo, aprovechar y sacar tajada del enorme trabajo que vienen realizando en su entidad durante años.
La mayoría de los deportistas veneran a su técnico y se resisten a cambiar de aires, porque le quieren, valoran su trabajo y no son ajenos a lo mucho que les ha dado. Aunque son conscientes de lo arriesgado de la decisión, al final terminan haciéndose eco de los halagos y de las opiniones de otros nadadores, técnicos y allegados que le aconsejan y animan sin rubor a dar un paso al frente para impulsar su preparación y rendimiento en una entidad que consideran realiza natación de élite
Aquí ya no tienes nada que hacer. Este equipo te queda pequeño y tus compañeros no están a tu altura. Si aquí has sido campeón de España, imagina lo que podrás conseguir en este otro con más medios
¿Os suena?
La temporada siguiente ha finalizado y de los tres que se marcharon, tan solo uno de ellos cumplió sus expectativas y ha renovado su título de campeón nacional. Los otros dos quedaron muy alejados de sus mejores prestaciones, pero a pesar de ello el motivo que esgrimen algunos para disculpar lo ocurrido no es otro que ambos llegaron quemados, el otro nadador no.
Sí, no es broma lo que digo. De repente, su anterior preparador no tiene apenas conocimientos, ni idea de planificación. De nada sirven sus 20 años de experiencia, trabajo y prestigio acumulados, ahora resulta que es un paquete que machaca innecesariamente y sin rigor a sus chicos y poco menos que un inútil y un pringado, cuando en realidad es todo lo contrario.
Hacer natación, o deporte de élite en mi opinión es algo más. No tiene obligatoriamente que referirse a un selecto grupo de atletas o técnicos determinados que gozan de unas circunstancias de preparación y estatus privilegiados, tampoco apuntar a los que más medallas y éxitos consiguen, que también.
ÉLITE son también ellos, aquellos entrenadores y nadadores de nuestro entorno y país que sin tener semejantes recursos nunca se rinden, son capaces de reinventarse y adaptarse a una situación deportiva repleta de obstáculos, inestabilidad e incertidumbre y alcanzar logros extraordinarios e inesperados, en principio inconcebibles, pero repletos de actitud y creatividad.
«Todos ellos sí que son un grupo distinguido y también hacen de verdad natación de élite»
Imágen
https://www.nytimes.com/2019/04/03/well/move/heart-health-swimming-running-exercise.html