REFLEXIONES.

champito

Agustín Artiles Grijalba -Champi-

A menudo me pregunto que narices hacemos aquí, como somos capaces de soportar tantas dificultades y en ocasiones humillaciones para poder lograr nuestros objetivos  ¿Vale realmente la pena trabajar sin los medios adecuados? ¿Es razonable admitir que algunos nadadores con talento no sean en ocasiones capaces de darse cuenta de que se le pasa el arroz, de que nunca lograrán descubrir todo su potencial, por desidia, miedo, dejadez o cualquier otro motivo? o  ¿es mejor mandarlo todo al carajo? No lo sé, lo  único que os puedo asegurar es que toda mi vida he luchado por alcanzar  mis retos, por hacer realidad mis sueños y que cuanto más complicados sean mi motivación será mayor y por consiguiente mi victoria será más importante.

Me niego a admitir que mis rivales disfruten con nuestras derrotas. No puedo aguantar que nadie de un duro por nosotros, que estén convencidos de que nunca lograremos nuestros objetivos porque no nos esforzamos lo suficiente y no encontremos motivos para seguir peleando. No puedo sobrellevar el no saber dar en la tecla que ilumine la mente de un deportista y le haga reaccionar. No puedo dejar de pasar una oportunidad de oro tan solo por falta de estímulo. Sin embargo, me encanta formar parte de sus vidas, verles competir como ellos saben, como titanes, fluyendo por encima del agua, tocando con firmeza la placa de llegada y contemplar el sueño hecho realidad. Observar como vibran los aficionados, que admiran y se entusiasman con sus conquistas. Apreciar el valor de un Record de España, la victoria inesperada de un nadador modesto, la felicidad por el éxito de los seres queridos o simplemente el regreso triunfal de un nadador lesionado.

¿De que sirve entrenar en  condiciones privilegiadas si no las aprovechamos en nuestro propio beneficio? ¿De que nos vale entrenar en piscina de 50 si somos incapaces de trabajar al máximo esfuerzo posible? ¿Qué importa tenerlo todo si no aceptamos el esfuerzo requerido?

El tiempo pasa deprisa, demasiado y hay que aprovecharlo. No es solo natación, es una actitud de vida, de responsabilidad, de madurez, de un mínimo de disciplina, pero sobre todo, de superación personal. No hay nada que me motive más que ver triunfar a mis chicos, comprobar como logran sus metas y como disfrutan en el trayecto, pero no me gusta ser participe de un reto no conseguido, por no haber dado todo lo que llevan dentro. Creo que no hay nada más grande que obtener una hazaña cuando nadie lo espera, cuando ni siquiera nosotros creemos que sea factible.

Necesitaba compartir con vosotros algunas reflexiones, expresar mis sentimientos hacia una profesión que tantas alegrías y disgustos me ha regalado y que considero parte fundamental en mi vida. Se trata tan solo de un enorme y sentido reconocimiento hacia nuestros nadadores, verdaderos protagonistas de nuestro deporte, que tienen que soportar en multitud de ocasiones nuestro mal humor, la dureza extrema de nuestros entrenamientos, en muchos casos, sin medios, sin apoyos y sin reconocimiento, con la simple compensación de la superación personal y  a los que a veces exigimos mayores prestaciones de las que son y somos capaces de imaginar.

También es un respeto hacia mis colegas de profesión, por sus enseñanzas, por su apoyo y cortesía, por sobrevivir a un deporte minoritario, en un país que le cuesta valorar a sus técnicos, profesionales que en ocasiones comparten la preparación de sus deportistas con otros trabajos, para poder subsistir, lo que confiere a sus victorias un valor especial.

Es un gran recuerdo a todos aquellos entrenadores y nadadores que tuvieron el valor de partir hacia lo desconocido, de dejar tras de sí, en muchos casos a sus amistades, familiares y seres queridos, para hacer realidad el sueño de entrenar y educar sus vidas. Me siento  orgulloso de ellos y merecen y tienen todo mi afecto.

Es admiración por mi deporte, al que tanto amo, a todos los que de alguna manera hacen que mi vida sea más agradable y a los que creen, quieren y desean una natación  poderosa. No creo que debamos compararnos con otros países, cada uno de ellos tiene sus particularidades y prioridades. Al nuestro han venido muchos técnicos afamados en su país de origen y no han sido capaces de triunfar, simplemente por falta de adaptación o diferentes motivos. Otros, sin embargo han sabido sacar provechó de  su valía en un entorno diferente al suyo. Lo mismo nos sucede con algunos de los nuestros, unos triunfarán y otros tendrán que seguir luchando por hacerlo en países con medios y culturas diferentes

En definitiva, es tan solo mi simple opinión, la de un entrenador que ansía formar parte de un proyecto común, que le gustaría compartir éxitos con sus compañeros de profesión y que tiene un deseo, una ilusión, tal vez equivocada y poco realista de apoyar y contribuir  a mejorar el nivel de nuestro deporte, desde sus niveles más básicos, hasta los del Equipo Nacional.

 “Creer en ello es lo más complicado, hacerlo realidad solo depende de nosotros”

 

 

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