Agustín Artiles Grijalba -Champi-
La natación nace del deseo de unos padres que llevan por primera vez a su hijo a una piscina para que aprenda a nadar y disfrutan orgullosos de sus primeras brazadas. De la cara de satisfacción del retoño cuando tiempo después se cuelga su primera medalla corre radiante de júbilo a los brazos de los padres y su mayor aspiración es enseñar semejante conquista a los abuelos.
Emerge también de la opinión del monitor del niño, que saca pecho y presume de sus enseñanzas, te recuerda que fue él/ella quién le enseñó a nadar y no duda en vaticinar que tiene madera de campeón y deberíamos apuntarle de inmediato a natación de competición
Así, más o menos empieza todo, con una declaración de intenciones y esperanza, que siempre debería ser también un pacto de compromiso, sinceridad y franqueza.
Una promesa que es de todos, que por sí sola no vale de mucho y hay que alimentar con responsabilidad y trabajo. De lo contrario esa promesa que tanto promete al final se compromete
y te podría pasar como el ejemplo del protagonista de la siguiente historia
¿Irreal o más real de lo que pensamos?
- 14 años, 1’85 centímetros de altura y una gran envergadura.
- El nadador no para de ganar y crecer
- Entusiasmados le comparamos con los grandes campeones cuando aún no hizo nada
- Le auguramos un futuro repleto de éxitos y lo proclamamos sin rubor.
Es un fenómeno, con 17 años será campeón de Europa Júnior y más adelante finalista olímpico
- De repente, un día el futuro campeón deja de crecer y vencer. Sus marcas se estancan
- Se siente aburrido y todo se torna más difícil.
- Su estilo ya no es tan fluido y el chico no parece el mismo.
- Sus actuaciones se cuentan por derrotas
- La presión por agradar a su entorno más cercano y su glorioso pasado le asusta, presiona y le minan la moral.
Nunca aprendió el significado de la palabra “perder” y cuando al final la conoció, desconoce qué puede hacer.
- Aquel figura en ciernes ya no destaca ni un viernes.
- Ya no es aquel chaval atrevido, al que cubríamos de halagos y ahora sin ningún pudor damos de lado y olvidamos.
- Con tan solo 18 años su carrera se ha estancado, apenas nadie apuesta un euro por él y se siente abandonado
A veces los deportistas sienten que no importa lo buenos que hayan sido si en un instante determinado no dan la talla y que todo lo que hayan hecho anteriormente se perderá en el olvido
Perciben que solo vale ser el primero, cuando la realidad dicta que ganador solo puede ser uno
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