Agustín Artiles Grijalba -Champi-
La natación no va tan solo de ganar y perder, sumar y restar, contar metros. No se trata únicamente de fondistas y velocistas, de 10×400 ó un bloque de 6×50 con largo descanso, corto e intenso. Para mí es mucho más que todo eso.
Se nada día a día en la piscina, con creatividad y fundamentos, pero también con inspiración, perseverancia y esfuerzo. Hay que practicar mucho, renunciar a tu tiempo de ocio, y por qué no decirlo, sacrificar a menudo el de tus seres queridos, a cambio de una profesión que para ti es pasión, preparación y rendimiento, que a menudo pocos lo entienden.
Cuando miro hacia atrás lo que más recuerdo no son tan solo las medallas y los triunfos, es el camino. Es un sincero paseo de 30 minutos al lado de mi padre cuando era nadador, desde la piscina a mi casa después de un duro entrenamiento. Mis comienzos como entrenador, las ilusiones y los sentimientos. Se trata también de experimentar la sensación de tener ante ti a 30 nadadores en los momentos previos de un campeonato que escuchan atentamente lo que les dices, te hacen caso y comparten contigo un mismo objetivo, mejorar sus marcas y el bien del equipo.
Son críticas, vértigo y compromiso, pero es ante todo responsabilidad y agradecimiento personal a la generosidad infinita de los tuyos que a menudo no les queda otra que seguirte allí donde vayas y dar un giro brutal a sus vidas con tal de satisfacer la tuya. Su complicidad es el mejor trofeo.
Educar y entrenar nadadores no consiste únicamente en sacarse el título. Es una profesión que no está al alcance de cualquiera, hay que valer. Es algo más complicado que requiere toda una vida.
Soledad, alegría, tristeza, vivencias, empatía, incomprensión e indiferencia.
Eso y mucho más es ser entrenador
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Don Talbot, entrenador icono de la natación australiana y mundial
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